57. Ángel.

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Fushiguro Megumi despierta en un lugar desconocido para él, en una cama desconocida sospechosamente cómoda. Lo último que recuerda es estar a punto de asesinar a la chica con cabello como cola de escorpión y desmayarse por el cansancio de su último combate contra un tipo excéntrico vestido en tickets de compra... Sí, había sido bizarro. ¿Qué fue lo último que le dijo ese tipo?  "Deja que el destino juegue contigo y muere como un payaso", ¿no era eso algo que le diría Gojo? Sí, definitivamente era algo que él le diría para a continuación ser regañado por Shokue por estar diciendo cosas raras.

—Buen día —una presencia desconocida lo saluda, una muchacha de su edad, rubia, de presencia angelical más no por su cara, sino por esas dos alitas en su espalda y el halo sobre su cabeza. ¿Un ángel? No—, mi destinado.

—¿Cuánto tiempo dormí... —se lamenta, sujetándose la cabeza unos momentos. Nota otra presencia en la habitación, Itadori Yuuji está en el balcón bebiendo de una copa, vestido únicamente en una bata. ¿Qué había estado haciendo ese idiota durante su inconsciencia? Espera que nada que tenga que ver con esa chica—, Itadori?

—Dos días quizás —responde Yuuji, quién nada más se ha puesto dicha bata por curiosidad, se sentía como un hombre millonario e importante de esos que aparecían en las películas que solía ver su abuelo—. Ya llamé a Shokue-sama, ayer. Me dijo que llegaría lo más pronto posible.

—¿Ayer? —repite, enacarcando una ceja, extrañado. Se arrastra en la enorme cama para acercarse al borde— Es raro, no suele tomarle más de quince minutos ir a cualquier lado.

—Lo sé, pero como está en Kagoshima y además todo Japón es un caos...

—Claro —sigue sin ser normal en Shokue, ella literalmente puede estar en donde sea en menos de quince minutos, aún con la restricción de energía maldita que tiene actualmente.

—¡Hey! ¡Despertaste, muchacho! —una presencia interrumpe la habitación, es el señor Takaba Fumihiko, a quien se había encontrado el primer día que llegó a la barrera y quien además lo había salvado de una explosión al inicio de su pelea anterior. Era un comediante sin gracia, así lo describiría él— Debes estar hambriento. Miren, agarré un montón de helado.

—¿Cuál es el helado favorito de Shokue-sama? —inquiere Itadori, ingresando a la habitación todavía con su bata puesta. Megumi nota que el líquido en la copa es refresco— No lo tenía en claro así que le pedí de chocolate.

—¿Favorito? —repite, todavía se siente aturdido, el entumecimiento en su cuerpo no desaparecerá en un rato— Come cualquier cosa, no le importa el sabor —¡o el estado! Más de una vez ha visto a Shokue ingerir alimentos podridos—. Más importante que eso, será mejor que me expliquen cómo me encontraron, me ducharé rápido primero, pero si Shokue llega aquí y tiene que oír explicaciones seguramente se volverá loca. 

Mientras entra a la ducha no deja de pensar en su última pelea, "dalo todo, hasta las últimas consecuencias", las palabras de Shokue se repetían una y otra vez en su cabeza durante esos momentos tan intensos.

Se pregunta si esa mujer estaría orgullosa de él si le contara el desenlace de su combate.

Una ducha después...

—Entonces —suspira, haciendo un recuento de la historia—, Itadori llegó al lugar donde Takaba-san estaba peleando, e hicieron una alianza para buscarme. Entonces se encontraron a Kurusu-san cargándome... Y así es como llegamos aquí.

Los tres asienten, confirmando la historia.

—¿Alguno de ustedes tiene un mínimo de sentido de vigilancia? —masculle, ofendido por su ingenuidad.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora