Hambre ;; JJK

17. Ascenso.

Ahora que Shokue tenía acceso a más energía maldita se había vuelto una mejor combatiente.

Shokue no era la más hábil ni la más fuerte. Las peleas se le daban terrible, no tenía técnica alguna al momento de atacar.

Pero ahora era más rápida que nunca.

Gracias a los entrenamientos con Gojo se había vuelto muy hábil al momento de esquivar y evadir ataques. Seguía entrenando con Haibara y Nanami pero el nivel había cambiado un montón, incluso intentando atacarla a la vez era imposible tocarle un pelo. Lo más cerca que habían estado de ganarle fue cuando Haibara la hizo tropezar y ella cayó de cara contra el cemento.

Si sus pies eran rápidos ni hablar de sus puños. A veces la veían entrenar con Satoru y eran incapaces de seguirles el paso, solo veían una mancha borrosa moverse de lado a lado. Siempre era Gojo el ganador, porque, como ya se dijo, ella no tiene técnica de combate, pero que pudiera seguirle el ritmo al más fuerte tenía un gran mérito por su cuenta.

Antes de su ascenso los enviaron a una última misión juntos, una misión para exorcizar un segundo grado. Donde trabajarían como equipo quizás por última vez.

Al llegar perdieron a Shokue de vista.

Y cuando la encontraron estaba devorando la cabeza de la maldición.

Satoru y Suguru la recibieron ese día al regresar al colegio, llevando a los tres al salón de segundo año.

—¡Felicidades! —exclaman, aplaudiendo a Shokue mientras le colocan un gorrito como de cumpleañero y una banda en el pecho que dice "grado especial". Ieri Shoko revienta una pequeña bomba de confeti. Su ascenso es ahora oficial.

—¡Gracias! —sonríe ella, ofreciendo una reverencia a todos— No estaría aquí de no ser por la ayuda de todos ustedes, ¡muchas gracias!

—Voy a extrañar tener que salvarte en cada misión, Shokue-san —suspira Haibara.

—Yo no —asegura Nanami—, pero extrañaré el ruido que hace tu juguete.

—A partir de ahora te darán un montón de misiones individuales —anuncia Shoko, sonriendo de lado—. ¿Estás lista?

Los ojos de la muchacha se llenan de lágrimas a pesar de haber estado sonriendo hace solo unos segundos.

—¡No! —solloza— ¡No quiero ser poderosa! ¡Quiero volver a ser débil y patética!

—No llores, Shokue —suspira Suguru, despeinando el cabello de su prima—. Ahora que eres fuerte puedes proteger a más personas, ¿no era eso lo que querías?

—¡Yo solo quería comer un montón!

—Por supuesto —suspira, rodando los ojos.

—¡Nanami! ¡Corta mis brazos para poder ser una asistente que trabaje con los pies!

—No.

—¡Qué cruel!

—Mírale el lado bueno —sonríe Satoru, y él también se acerca a ella para despeinarle el cabello, el tacto capta su atención. Sus miradas se encuentran—, ahora seguramente pasarás un montón de tiempo con Suguru y conmigo —y al tiempo que lo dice su sonrisa parece ampliarse y sus ojos brillar más.

Los de ella en cambio se llenan de lágrimas.

—¡Wah! —llora a montones, es una cascada— ¡Me voy a volver una tercera rueda! ¡Shoko-san! ¡Mátame!

—Te acostumbrarás —asegura Shoko. Ella ya se acostumbró.

Su primera misión como grado especial era deshacerse de una maldición de primer grado. Va acompañada de Satoru y Suguru, y viajan en tren porque los asistentes están movilizando a los demás a lugares diferentes.