21. Impulso.

888 146 43
                                    

El mes de julio traía consigo no solo calores insoportables, sino también un poco de descanso para todos los chamanes. Verano era, según lo que dijo Nanami, la temporada más tranquila pues surgían menos maldiciones que en otras épocas. Shokue aprovechaba su tiempo libre para pasar con sus amigos, y esa tarde no era diferente.

—Shokue —Suguru interrumpe su tiempo de calidad con Nanami y Haibara. Estaban jugando volleyball, y al distraerse para prestarle atención a su primo la pelota le cae en la cabeza.

—¡Auh! —lloriquea, sujetando el lugar golpeado.

—¡Perdón! —exclama Haibara.

—Yaga-sensei nos está llamando —anuncia Suguru—. Tenemos una misión.

—¿Tenemos?

—Tú, Satoru y yo.

—¿Los tres? ¿No es raro?

—Ya nos darán los detalles. Vamos.

—Eh, supongo que seguiremos jugando después —suspira, despidiéndose de sus compañeros.

Camina junto a Suguru hasta los salones de clases, donde también la esperaban Satoru y el profesor. El albino le muestra la lengua en señal de burla y ella le muestra el dedo medio, lo que le gana un zape por parte de su primo.

—¿No es rara una misión que nos involucra a los tres? —murmura Shokue mientras camina detrás de los tres varones.

—Lo es —afirma Yaga—, pero Tengen-sama así lo pidió.

—¿Quién es Tengen-sama?

—Yaga-sensei, ¿qué les está enseñando a los de primer año? —masculle Satoru— ¿O es que acaso está muy ocupado preparándose para ser el siguiente director?

—Tengen-sama es el chamán más importante —responde Suguru—, ¿has visto como el colegio está cubierto de una barrera de modo que a veces las puertas te llevan a lugares diferentes? Esa es la habilidad de Tengen-sama, sus barreras nos protegen. Y no solo a nosotros, sino también a las escuelas de magia alrededor del país y otros lugares importantes: templos, compañías, políticos, la realeza... También refuerza las barreras que se levantan cuando vamos a enfrentar maldiciones.

—Eh... ¿Y si es tan fuerte por qué nos necesita a nosotros?

—La habilidad de Tengen-sama no es apta para el combate.

—Como Shoko-san, ¿no?

—Más o menos.

—Creo que entiendo —pero miente, no ha entendido nada.

Entran al salón y Yaga los hace sentarse en los únicos tres asientos disponibles. Cuando andan juntos Suguru siempre se sienta entre ambos para evitar que se maten, y esa tarde no es diferente.

—Escuchen —habla el profesor, severo como siempre, señalándolos—, el trabajo es sencillo. Deben escoltar el envase plasma estelar de Tengen-sama, y después eliminarlo.

—No entendí una sola palabra de lo que acaba de decir —anuncia Shokue, desviando la mirada.

—Quizás solo eres tonta —masculle Satoru.

—Es decir que vamos a resetear la técnica de Tengen-sama —aclara Suguru.

—Bueno, yo tampoco sé qué significa eso —admite el albino.

—¿Lo ves? —reclama la muchacha— Quizás los dos somos tontos.

—La técnica de Tengen-sama es la inmortalidad —explica Yaga, mientras suspira—, aunque eso no detiene su envejecimiento. En realidad no tiene ningún problema con envejecer, pero llegada cierta edad su técnica intenta cambiar su cuerpo.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora