Los tres alumnos de primer año siguen a su profesor y a la esposa de su profesor por las calles de Shinjuku, la pareja se detiene en varios puestos solo a ver, pero no compran nada. Entre ellos llevan la distancia suficiente para que una persona extra pueda caminar entre ambos, y a pesar de hablar ni siquiera giran a verse. El profesor lleva sus gafas negras en vez de su vendaje, y parece interesado en el cielo, Shokue como siempre ve a la nada.
Se detienen en un restaurante familiar, un lugar de hamburguesas. Desde afuera del lugar los ven ordenar.
Se sorprenden al ver una cantidad de hamburguesas suficientes para alimentar una familia nuclear por una semana entera.
La pareja se lleva su bandeja al fondo del restaurante.
Kugisaki tira de los dos para entrar al restaurante, e intentando ser lo más discretos posibles se piden una orden de papas y se sientan en una mesa lo suficientemente cerca para oírlos pero lo suficientemente lejos para que no los vean. De todas formas, esos dos nunca están muy pendientes de sus alrededores, sería extraordinario hacer contacto visual con alguno.
En la mesa de los Gojo, Shokue toma su hamburguesa y la saca de su envoltorio para darle una mordida. Como ya se dijo, comiendo es de los pocos momentos cuando no ve al cielo, en cambio baja la mirada para ver fijamente su comida.
—Shokue —la llama Satoru.
—¿Hm? —dice ella con la boca llena.
—Te ves diferente.
—El vestido es nuevo —responde mientras mastica. Los tres alumnos esbozan una mueca de disgusto, odian la poca vergüenza que tiene respecto a sus modales. Pero el vestido SI es nuevo, se lo ha regalado Kugisaki en su intercambio, un vestido largo de color blanco, con un forro casi transparente lleno de flores y un lazo marrón a la cintura. Le sienta muy bien, es refrescante verla con algo diferente a su vestido negro.
—No, no solo el vestido. Te siento diferente.
—Hay menos maldiciones que nunca —comenta, todavía con la boca llena—, así que estoy durmiendo más.
—Debe ser bueno, eh.
—Lo es.
—Y también estás más involucrada con los alumnos, ¡me alegra!
—Ya sabes como me siento respecto a dejarte solo con ellos —por fin traga el bocado. Lame su pulgar, donde han quedado rastros de salsa de tomate.
—¡Hey! ¡Yo soy un buen profesor!
—Eres un buen chamán, Satoru, pero eres descuidado con los alumnos, y fue un descuido el que hace años asesinó a Yuu-chan.
—Los alumnos necesitan retos para volverse fuertes, Shokue.
—Los alumnos son niños. No necesitan retos, necesitan protección y apoyo.
"¡Sus ideales ni siquiera coinciden!" Piensan los muchachos.
Satoru ríe bajito, dedicándole una amplia sonrisa.
—Me alegra mucho verte tan decidida en algo, Shokue.
—¿De qué hablas? —gruñe, limpiándose la comisura de los labios con el dedo índice. Toma su bebida y da un sorbo.
—Desde hace una década te has convertido en un cadáver andante.
—Qué palabras tan crueles, querido.
—Pero es la verdad, ¿no? Siguiendo indicaciones de los altos mandos al pie de la letra, sin cuestionarlos, yendo a dónde te señalen y haciendo lo que te digan; un perro faldero siguiendo las órdenes de esos por arriba de ti... No eres más que un zombie sin voluntad.

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Hambre ;; JJK
Fantastik"Uno dice «vamos»" La historia de como Geto Shokue y Geto Suguru, dos primos inseparables, tomaron caminos distintos. "Y el otro dice «estoy cansado»"