53. Tumba.

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En el sótano del colegio eran esperados por Maki y Tsukumo Yuki.

—Cuanto tiempo sin vernos —saluda la de cabello corto, Tsukumo sacude su mano de lado a lado.

—¡Maki! —exclama Okkotsu, corriendo hacia ella. Tiene la intención de abrazarla, pero se detiene al notar que las cicatrices por quemaduras son frescas— ¿Está bien que te estés moviendo? ¿No deberías descansar?

—Nah, no es ningún problema. Esto no es nada.

—No había nada que hacer —interrumpe Tsukumo, cruzando una pierna encima de la otra—, cuando se trata de quemaduras incluso la técnica inversa deja cicatrices. No esperaba menos de alguien físicamente dotada a través de la restricción celestial. Fue su dureza física innata, no su tolerancia a la magia lo que le salvó la vida.

—Dios, había olvidado que te gusta hablar un montón —se lamenta Shokue, desviando la mirada y mostrando los colmillos.

—Por eso nunca pudimos trabajar juntas, ¿cierto? —ríe, arrugando la nariz, divertida por el comentario de la más temible— Lo último que diré es que la cabeza del clan no tuvo la misma suerte que Maki-san —agrega, sonriendo ampliamente

—Genial, espero haya tenido una muerte dolorosa.

—Shokue-sama, eso no es muy amable de decir —suspira Okkotsu, negando con la cabeza. Él conoce a Shokue como una mujer impertinente que siempre dice lo primero que se le ocurre.

—No intentaba ser amable...

—Entonces —interrumpe Maki—, ¿qué haremos respecto a las barreras de Tengen-sama?

—Sí, sobre eso...

—Déjame explicar —habla por fin Choso—. Entre las puertas y el corredor estelar se encuentra la bodega donde el colegio guarda las armas y los objetos malditos. La bodega contiene los restos de mis hermanos menores. Aunque solo sean restos, los efectos secundarios de mi maldición debería proveer cierta guía.

—¿Qué tan malo sería si me comiera al resto de tus hermanos? —murmura Shokue, entrecerrando los ojos.

—Te mataré si haces algo por el estilo —advierte, arrugando la nariz.

—Eh, eres tan aburrido —ríe, rodando los ojos—. Está bien, no es que tenga interés en ellos. 

—Además, Shokue no tiene acceso a su técnica ahora mismo —revela Megumi, señalando a su guardián—, ni a su técnica ni a su energía. 

—¿Es cierto? —inquiere Yuki, abriendo mucho los ojos.

—A  medias —admite, asintiendo—, pero dar explicaciones ahora mismo... —se lamenta, arrugando la nariz y echando la cabeza hacia atrás.

—¿De qué habla? —inquiere Itadori, confundido por su repentino berrinche.

—Odio tanto las explicaciones —lloriquea infantil, frunciendo el ceño y mostrando los colmillos.

—Otra razón por la que tú y yo nunca trabajamos juntas, ¿cierto? —ríe la rubia, entrecerrando los ojos y señalando a la otra. Opuesta a Geto Suguru, a pesar de solo haber interactuado una vez recuerda que la escuchó muy atentamente, también escuchó de otro lado que hablaba un montón; fue el mismo Gojo Satoru quien le dijo una vez que Suguru era el único al que Shokue escuchaba.

—Entonces solo necesito explicación una más —interrumpe Maki, dirige su mirada a Choso—, ¿quién es este tipo?

—Por ahora pueden referirse a él como... —Itadori parece pensarlo unos cortos segundos— mi hermano mayor.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora