37. Terror.

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Después de más de seis meses de ausencia, Gojo Shokue estaba oficialmente de regreso en el colegio técnico de magia, atormentando a sus alumnos con su fantasmal presencia... Bueno, no a todos sus alumnos, los de segundo año y Megumi estaban acostumbrados a ella, los únicos que la sufrían eran Kugisaki Nobara e Itadori Yuuji, que cada vez que escuchaban el "tak, tak" pasar frente al salón o cerca de ellos sentían ganas de salir corriendo. Yuuji había aprendido a usar su "black flash" gracias a ella, por lo que a pesar de estar un poco aterrado aguantaba las ganas de huir; Nobara en cambio evitaba meterse en su camino como si fuera la peste negra.

—¿La odias o algo? —pregunta Megumi, después de ver a Nobara correr al otro lado del colegio mientras Shokue atravesaba el pasillo principal hacia la salida. Al retirarse, su compañera regresó como si nada.

—Es aterradora —masculle, apretando sus manos entre sí—. ¿No lo notas? Cada vez que estoy cerca suyo siento terror... ¡Como si mi mejor vestido se rompiera! ¡Como que mi tacón favorito se quiebre! ¡¿Entiendes?!

—En el intercambio no me pareció verte afectada.

—Entre la sorpresa de saber que Gojo-sensei está casado y que Itadori seguía vivo, creo que no tuve tiempo de procesar lo aterradora que era... ¿A ti nunca te dio miedo?

—No realmente —o no que recuerde. Lleva más tiempo con Shokue que sin Shokue.

—Tú me entiendes, ¿no, Itadori?

—Sí —admite el menor, con los ojos muy abiertos—. La primera vez que nos conocimos me hizo vomitar del miedo.

—¡¿Vomitar?!

—Lo sé —murmura, arrugando el rostro como si hubiera chupado un limón muy, muy agrio—. Es vergonzoso, pero... Pero cuando entró a la habitación sentía como si no pudiera respirar, las piernas me flaqueaban e incluso se me salieron algunas lágrimas. Se acurrucó frente a mí como en una escena de terror y no pude aguantar más —cierra los ojos para esconder la pena—. Vomité... Dos veces.

—Bueno, al menos no mojaste tus pantalones —masculle su amiga.

—Creo que solo tuve suerte porque acababa de ir al baño.

—Pobrecito...

—Todos los asistentes están aterrados de ella también, ¡incluido Ijichi-san!

—Esa tipa es aterradora —concuerda Megumi con un suspiro—, pero no es como si fuera a matarnos o algo así.

—¡No, pero parece muerta! —reclama Nobara— ¡Como Sadako!

—¿La de la película?

—¡La de la película!

—Es cierto que no se ve muy... Viva —afirma Yuuji—. La única vez que la he visto un poco animada fue cuando me sonrió para convencerme de no pelear contra esa maldición del evento con el colegio de Kioto, ¡pero ni siquiera cerca de Gojo-sensei se ve un poco contenta! ¡Y es su esposo!

—La verdad es que ha sido así desde que nos conocemos —admite Fushiguro, sujetándose el rostro en una mano, haciendo memoria a la primera tarde que se encontró con esos dos—, cuando mi hermana le preguntó ese idiota dijo que la vida de chamán es capaz de romper incluso los corazones más nobles o algo cursi así.

—¿Tienes una hermana? —susurra el otro, sorprendido por la repentina confesión.

—¿Gojo-sensei es un romántico? —masculle Kugisaki.

—¡Hey! —el salón es interrumpido por Maki, detrás de ella van Panda y Toge, por supuesto— ¿No entrenarán con nosotros hoy? Todavía estamos en esa época del año donde las maldiciones no son tan fuertes, ¡hay que aprovecharlo!

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora