Hambre ;; JJK

44. Encuentro.

Shokue era el enemigo natural de Satoru.

Él que todo lo podía, y ella que nada la paraba.

Él que siempre ganaba, y ella que nunca perdía.

Él que nació bendecido, y ella que fue maldecida antes de nacer.

Un objeto inamovible.

Contra una fuerza imparable.

Agradece tener a Shokue de su lado.

Porque realmente no quisiera tener que pelear contra ella si fuera su enemiga.

Capaz de superar la velocidad de "azul", leer los movimientos y esquivar "rojo", y además regenerar el daño de "morado", también era la única persona (hasta ese momento) que podía ignorar por completo el uso estándar de su técnica. Tampoco era afectada por su expansión de dominio.

Todavía no descubre cómo pudo golpearlo hace años en su evento de intercambio, pero para la inmunidad a su dominio si tenía explicación.

Shokue ya vivía su día a día recibiendo información de manera constante, continúa, era afortunada de poseer una técnica inversa tan poderosa y acceso casi ilimitado a energía maldita, de lo contrario el almacenar indefinidamente tantas técnicas dentro de ella podría derretir su cerebro. No solo eso, también albergaba información de los shikigamis que coleccionaba, y su mente no solo cargaba con su propia conciencia sino también la de Ue.

La mente de Shokue era un montón de ruidos constantes que no generaban ningún pensamiento coherente. Una sobrecarga de información de ese estilo lo mataría incluso a él.

El que un espacio infinito le dijera los secretos del universo no le hacía ni cosquillas.

Seguramente ni se dio cuenta de su expansión de dominio de 0.2 segundos.

El tiempo era solo una estimación intuitiva, pero Gojo había calculado que los no-chamanes debían ser capaces de aguantar 0.2 segundos dentro de su dominio sin sufrir secuelas permanentes. Aunque fuera solo un estimado un poco bruto, la cantidad de información que inundó los cerebros de los no-chamanes, incluyendo a los mutados, debió ser equivalente a un año y medio, dejándolos de pie inconscientes.

Al final los humanos que sobrevivieran serían capaces de ser rehabilitados y unirse a la sociedad unos meses más tarde. Permitiría a las maldiciones despertarse en cualquier momento, pero en ese momento su objetivo principal eran los humanos mutados.

Pero él ya no debía preocuparse por eso.

En su matrimonio, él y Shokue hicieron un pacto.

Él se volvería su compás moral.

Y ella se volvería la portadora de sus pecados.

Después de su combate contra Fushiguro Toji, Gojo Satoru no había arrebatado ninguna vida humana.

Shokue en cambio tenía una lista de asesinatos tan larga como su lista de exorcismos.

Usuarios y maldiciones, Shokue los asesinaba a todos por igual.

Después de todo, era incapaz de separar a la obra de su creador.

Aproximadamente 1000 humanos mutados, liberados en la línea de Fukutoshin, serían devorados en los próximos 180 segundos.

—Gracias por la comida —jadea Shokue, limpiándose la sangre del rostro.

—Perdona por preocuparte —dice Satoru, viendo los cadáveres en el suelo. Se ha llevado con ella un par de humanos, pero no se ha dado cuenta... O no le importa... A él no le importa tampoco, él validará todas sus acciones sin importar qué.