La tarde siguiente, al regresar de su misión, solo la esperan Haibara Yuu y Nanami Kento en la entrada de la escuela. Haibara sujeta un nuevo uniforme para ella.
Pero esta vez llega sin rasguño alguno.
—¡Ah! ¡Shokue-san! —la saluda Yuu, sonriendo de manera que hace rebotar el corazón de la muchacha. Con sus brillantes ojos y su radiante rostro— Parece que hoy no necesitas un nuevo uniforme.
—Haibara-kun, Nanami-kun —dice sus nombres con una suave sonrisa mientras se acerca a sus compañeros—, perdonen por ser tan descuidada con mi cuerpo y preocuparlos. A partir de ahora no tienen que traer más ropa para mí.
—¿Por qué estás hablando como si hubieras tenido una experiencia cercana a la muerte? —murmura Nanami, entrecerrando los ojos.
—Para mí la idea de preocuparlos y ponerlos tristes suena peor que morir.
—Ah, y ahora eres cursi también...
—¡Hey! ¡Estoy intentando hacer bien las cosas!
—¡Pues a mí me alegra que vayas a cuidarte, Shokue-san! —afirma Haibara, sonriendo— Recuerda que debemos graduarnos todos juntos, ¿sí?
—¡Sí! ¡Me aseguraré de eso!
—¡Qué bien!
—Iré a hablar con Suguru —anuncia—, mañana deberíamos ir todos al karaoke, ¿qué les parece?
—Suena bien.
—Yo detesto cantar.
Shokue ríe mientras camina escaleras arriba. Toma su celular para llamar al número de Suguru e intentar rastrearlo a través de su ringtone.
No le contesta.
Es raro que no le conteste, aunque esté en medio de una pelea hace lo que sea para responderle. Vuelve a llamarle y por fin escucha su ringtone en la escuela, lo sigue para acercarse a él.
Sigue sin contestar.
Una vez más, el sonido está más y más cerca. Lo sigue hasta el gimnasio, escucha el ringtone detrás de la puerta.
—¡Suguru! —grita fuerte cuando por fin lo tiene delante, estremeciendo a su primo. Está con Shoko y Satoru, jugando básquetbol— ¡¿Quién te crees para ignorarme?!
—No voy a responder llamadas de una suicida —gruñe él, sin siquiera girar a verla.
—Shoko y yo iremos por un café —anuncia Satoru antes de salir corriendo junto a su compañera.
Shokue se acerca a Suguru, quien rebota la pelota sin girar a verla.
—Suguru, perdón.
—No te perdono —niega, sosteniendo la pelota entre manos.
"¡Qué cruel!" Llora Ue.
—No era mi intención preocuparte. Ahora entiendo que debo cuidarme más y no ser tan errática en mis misiones, mírame, hoy vengo completa.
Por fin le dirige la mirada para examinar su uniforme, no le falta ninguna parte, únicamente está un poco llena de polvo y tierra.
—Prometo ser más cuidadosa. Por favor, perdóname.
Suguru por fin suspira con mucha fuerza.
—Como si pudiera pasar enojado contigo mucho tiempo —masculle, arrugando la nariz—. Shokue, no me gusta pensar en verte lastimada.
—Lo sé.
—Eres fuerte, pero eso no significa que debas ser descuidada.
—Entiendo. Fui egoísta al solo pensar en mí cuando peleaba, los resultados de mis peleas los afectan a todos ustedes, y me duele verlos afligidos.
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Hambre ;; JJK
Фентезі"Uno dice «vamos»" La historia de como Geto Shokue y Geto Suguru, dos primos inseparables, tomaron caminos distintos. "Y el otro dice «estoy cansado»"