Geto Shokue despierta, tirada en el piso, con el sol golpeando su rostro y molestando sus sensibles ojos. La brisa le golpea el cuerpo, su uniforme son solo retazos de lo que solía ser, es un milagro todavía conservar la falda casi en su totalidad. No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero cree que no debió haber sido mucho si nadie ha llegado a buscar su cadáver.
Se levanta, tambaleante. Y tal como antes retira el cuchillo que le atraviesa el cráneo sin tenerle gran cuidado al daño que este deja en su cerebro.
Mientras Suguru esté bien, su sacrificio no fue en vano.
Vomita sangre, montones de sangre.
Desde su lugar, a pesar de su mirada borrosa puede divisar a la perfección una explosión de luz morada. La sigue sin saber muy bien por qué, es solo lo que se siente correcto.
Al llegar se encuentra a Fushiguro Toji de pie, con un enorme hueco al lado izquierdo de su cuerpo, le ha quitado el brazo y gran parte del torso. Gojo Satoru está parado frente al cadáver, ha sido el vencedor.
Ese simio todavía tenía el descaro de morir de pie como un perro orgulloso.
—Estás viva —dice su compañero al verla acercarse por el rabillo del ojo—. De verdad eres invencible.
—Se los dije —jadea viendo al cielo. Despejado, ni una sola nube a la vista. Gira a verlo, los agujeros de su uniforme y rastro de sangre en su cuerpo le revelan que él tampoco había salido ileso de su batalla con el cazarrecompensas—. No pude despedirme apropiadamente de Riko-chan, me pregunto si todavía podré visitar a Tengen-sama para verle el rostro una vez más.
Satoru guarda silencio unos segundos, todavía contempla el cuerpo del cazarrecompensas. Gira a Shokue para encararla.
—Amanai Riko no llegó con Tengen-sama.
—Fallamos, eh...
—Ven conmigo. Yo también quiero verla una última vez.
En silencio caminan juntos hasta la iglesia de dónde había salido Toji.
El cuerpo de Riko estaba en el escritorio.
Con una suave sonrisa en su rostro, parecía dormir. Con esa expresión tan relajada, Shokue quiere convencerse de que quizás solo está soñando, pero cuando le aparta el cabello del rostro y contempla el daño que dejó la bala que atravesó su cabeza sabe que las cosas no son así.
Satoru cubre su cuerpo con una manta blanca y la carga entre brazos, como una princesa, tal como la primera vez que la conoció.
Los creyentes a su alrededor ni siquiera parecen ver a los dos adolescentes cubiertos de sangre.
Aplauden el desfile con el cadáver del envase.
Shokue los observa en silencio, intentando memorizar sus rostros.
No tenían magia, así que no eran fuertes como ella.
Eran débiles.
Los débiles a los que había estado protegiendo.
Aplaudiendo la muerte de una chica inocente.
Ve el cadáver cubierto una vez más.
Está muriendo de hambre.
Mientras caminan al lugar ingresa Geto Suguru, que seguramente también llevaba la intención de recuperar el cuerpo de Amanai.
—Suguru —habla Satoru, exhala el nombre, agotado—, llegas tarde.
—Satoru... Shokue —murmura, con los ojos bien abiertos.
—Estás bien —suspira Shokue—. Perdona por preocuparte.

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Hambre ;; JJK
Fantasy"Uno dice «vamos»" La historia de como Geto Shokue y Geto Suguru, dos primos inseparables, tomaron caminos distintos. "Y el otro dice «estoy cansado»"