La llegada del 2017 lleva a Nanami Kento de regreso a la escuela técnica de magia. Había sido decisión propia dejar atrás su vida como asalariado y regresar para intentar hacer algo con más significado, algo con más peso.
Además, tenía a alguien a quien pedirle disculpas.
Esa tarde tenía una reunión con Gojo Satoru, quien lo presentaba al envase de Ryomen Sukuna, el joven Itadori Yuuji de apenas 15 años.
—Un envase —repite, cruzado de brazos después de un primer intercambio entre ellos dos—, ¿cómo ella?
—No, no —ríe Gojo, sacudiendo su mano de lado a lado—, no seas cruel, no lo compares con ella.
—¿"Con ella"? —repite Itadori, extrañado por los comentarios crípticos— ¿Quién es... ella?
—¡Estás a punto de conocerla! —anuncia el profesor, tan emocionado y sonriente como siempre— ¡Aceptó venir solo para conocerte! Había estado al otro lado del país tomándose un descanso para probar la gastronomía más exótica de todo Japón, ¡pero decidió dejarlo de lado cuando le conté que habías muerto y vuelto a la vida!
—¿Pero quién es "ella"? —insiste, todavía confundido por tal presentación.
—¡Ten un poco de paciencia, Yuuji!
—Bien —suspira, resignado—. Si es igual que ustedes supongo que no tengo de qué preocuparme, ¿cierto?
—No —interrumpe Nanami, ajustando sus gafas y desviando la mirada—, no es para nada como nosotros, y definitivamente deberías preocuparte.
—¿Eh?
—Es una bestia —masculle, arrugando la nariz.
Una bestia...
"No hablo en mal ni halago a las personas" recuerda las palabras de Nanami.
Si él decía que "ella" era una bestia entonces...
Una fuerte descarga de energía le causa un escalofrío que casi lo tira al suelo. Es más fuerte que la que sintió cuando tragó el dedo de Sukuna, le dificulta la respiración y lo hace apretar los dientes. El sentimiento le revuelve el estómago y le causa náuseas. Es como si estuviera bajo agua, en lo profundo, en un remolino y sin traje. La presión que siente parece capaz de causarle calambres en las extremidades.
Aferra sus piernas al piso con una posición de combate, por instinto levanta las manos en puños frente a su cuerpo por si debe luchar por su vida, pero de inmediato nota que está temblando como si tuviera frío, y la mirada se le nubla.
Está aterrado.
La energía se está acercando.
Tak.
Tak.
Como una bomba.
El sonido que se reproduce detrás de la puerta le da ganas de salir corriendo de ahí, ganas de escapar al otro lado del país y dedicar su vida a recoger arroz.
Sea lo que sea, no puede ser bueno.
—Sensei... —susurra con la voz temblorosa y quebrada, incapaz de mover el cuerpo para encarar a su profesor—, ¿eso no es...?
—Es ella.
Debe ser una maldición.
No cabe duda.
La puerta se abre y toda la energía maldita parece empujarlo como si de una ola se tratara. Le oprime el pecho con tanta fuerza que es como si le estuviera estrujando el corazón con las manos directamente, siente que le falta el aire por lo que intenta tomar bocanadas, pero tiene los dientes tan apretados entre sí que ni siquiera puede abrir la boca. A pesar de su posición de ataque lo único que quiere es correr.
ESTÁS LEYENDO
Hambre ;; JJK
Fantasy"Uno dice «vamos»" La historia de como Geto Shokue y Geto Suguru, dos primos inseparables, tomaron caminos distintos. "Y el otro dice «estoy cansado»"