52. Planificación.

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—Eh, Okkotsu —saluda Shokue, viéndolo fijamente—, ¿no estabas de vacaciones o algo así?

—Que cruel, Shokue-sama —suspira él, salta hacia ellos, destruyendo el piso. Tal demostración de poder estremece a tres de los cuatro presentes—, ¿ve todas mis misiones como vacaciones? No la creía tan condescendiente —con la mirada seria y el cuerpo firme empuña su espada, apuntando hacia la mujer y sus acompañantes—. Venía aquí a ejecutar a Itadori Yuuji, pero si tengo que pasar encima de usted lo haré.

—No, no, encima mío no —divaga, desviando la mirada. Con la mano señala a Naoya, haciéndola fruncir el ceño—. Te entregaré a Itadori si matas a ese tipo. Es malo, el más malo.

—Bien.

—¡Espera! —reclama el joven Zen'in— Estoy de tu lado.

—Itadori —susurra muy, muy bajito, liberándolo del agarre de su juguete mientras esos dos se dan explicaciones—, no puedo protegerte de Okkotsu. Corre ahora y yo me encargo de estos dos.

—Shokue-sama, usted es importante para mi hermano —susurra Choso también—, por favor, escape con él. Es probable que los sigan, pero yo me encargaré de distraer al rubio.

—Bien. Por favor, mátalo.

—Lo intentaré. Nos vemos en el mismo lugar de siempre, Itadori.

—Perfecto.

Los tres asienten.

En cuanto intentan correr son atacados. Choso logra detener a Naoya, pero Shokue y Yuuji apenas logran esquivar a Okkotsu y empezar a correr.

—Este tipo está a otro nivel, Itadori —advierte Shokue, señalando a sus espaldas—. Por favor, no dejes de correr.

—¡Sí!

Ella frena en seco, arrastrándose en el suelo para derribar a Okkotsu.

—Shokue-sama, usted no es mi objetivo —advierte, poniéndose de pie y limpiándose el polvo del rostro.

—Y tú no eres el mío —afirma—, no voy a matarte, Okkotsu, pero voy a detenerte lo suficiente para proteger a Itadori.

—¿Es que él es su nuevo alumno favorito?

—Es solo que me recuerda a alguien a quien no pude proteger hace años.

—Bien, la mataré ahora y después lo ejecutaré a él.

—Bien. Si vuelves a ver a Satoru será mejor que le expliques porqué lo dejaste viudo.

Shokue es rápida, es tan rápida como él a pesar de carecer de energía maldita, necesita mantener su katana bien sujeta a sus manos con tal de guardar distancia y evitar sus puños. Sabe que se está conteniendo, en una pelea normal atacaría a matar, ya le habría arrancado los brazos con sus propias manos, le patearía el pecho y lo dejaría con costillas rotas en el piso.

Esa pelea era solo un calentamiento como los que tenían en la Academia.

Un sacrificio para que Itadori pudiera escapar.

El filo de su katana le roza el cuello, hace un corte superficial que por suerte no ha tocado su yugular. El verla alejarse confunde al joven prodigio, normalmente se hubiera echado hacia adelante para que la espada la decapitara completamente.

—Eh, de verdad atacas a matar —acusa ella, llevando su mano la herida. Siente la sangre fluir y mancharle el vestido. Se confió demasiado y ahora acabará con una cicatriz en un combate contra un alumno, ni siquiera maldiciones de grado especial habían sido capaces de algo así—. Te has vuelto brutal.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora