Hambre ;; JJK

38. Encanto.

Ahora que ha quedado en claro que Shokue no tiene enemigos, también ha quedado en claro que Shokue tampoco tiene amigos.

Cuando no tiene misiones se la pasa tirada en las bancas del campo de entrenamiento, viendo el cielo, con su tronadora en una mano y cualquier comida rápida en la otra. Tak, mordida, tak. A veces se atreve a ver de reojo a los alumnos solo para criticar sus métodos de pelea, pero gran parte del tiempo hasta olvidan que está ahí con ellos. Cuando uno se acostumbra a su energía maldita deja de sentirse sofocante y se siente más como un arrullo, es difícil de explicar.

Si no está comiendo está durmiendo, y si no está haciendo una de esas dos es porque Yaga-sensei la ha interrumpido y le ha dado órdenes para ir a otro lado. La pierden de vista solo para verla regresar al mismo estado en los próximos quince minutos.

Kugisaki Nobara ha dejado de tenerle miedo para empezar a tenerle lástima.

Pena.

"Un panda" piensa Nobara. "Shokue-sama definitivamente es un panda."

A veces el señor Nanami pasaba por el colegio a dejarle comida e intercambiar un par de palabras. Lo que hace a Kugisaki preguntarse, ¿serían así todas las amistades entre chamanes? No quería crecer y que su relación con Itadori se viera así.

—¡Shokue! —ese día al parecer era el profesor Gojo quien llegaba a interrumpir su rutina diaria. Eran esposos, pero la verdad es que apenas los veían juntos.

—¿No estabas en una misión? —cuestiona ella, sin moverse de su lugar. Y cuando los veían juntos, no la veían de buen humor...

—Podrías mostrar un poco más de emoción por tu querido esposo, ¿no lo crees?

—Tienes razón —suspira, rodando los ojos—. ¿Cómo te fue en tu misión, querido?

—¡Te extrañé todo el tiempo!

Los alumnos no pueden (ni intentan) esconder sus muecas de asco.

—Esos dos son un caso extraordinario —murmura Nobara durante uno de sus descansos, viendo sus alrededores para asegurarse de no repetir el error de la otra vez—. Están casados, pero Shokue-sama no usa su anillo y nunca se ve... enamorada.

—Shokue nunca se ve de otra forma que no sea muerta —afirma Megumi, arrugando la nariz.

—¡Pero Gojo-sensei siempre es muy dulce con ella! —comenta Yuuji, asintiendo ante sus propias palabras— Siempre la llama "querida", o "mi amada esposa" y cosas cursis por el estilo, también la estima mucho como chamán y siempre que están en un mismo lugar anda muy cerca de ella.

—Como si fuera una luna —comenta Panda.

—La relación de esos dos siempre ha sido un misterio —agrega Maki, cruzándose de brazos—, llevan un rato casados también, como 5 o 6 años, creo.

—Huevos de salmón —vocifera Inumaki.

—Tienes un punto —concuerda Panda—, podría ser un matrimonio arreglado.

—Pero Shokue no viene de ningún clan de renombre —recuerda Megumi—, tampoco tiene familia que le arregle un matrimonio, y Gojo-sensei es cabeza de su clan y siempre anda haciendo lo que le da la gana.

—Tú los conoces desde antes de que se casaran, ¿no? —acusa Maki.

—Fui a la boda y todo.

—¿Eras el niño de las flores? —pregunta Itadori, incapaz de aguantar su sonrisa mientras la imagen de Megumi chiquito en trajecito se va formando en su cabeza— ¡¿El de los anillos?!

—Fue una boda tradicional —gruñe, rodando los ojos y rezando no estar sonrojado—. Una boda sintoísta. Ya habían firmado papeles a escondidas, dicen que solo lo hicieron para volverlo oficial.