014: Racionalizar. [Pt.1]

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Jimin adoraba ir de compras, era su pasatiempo favorito porque amaba la ropa y sus estilos, le encantaba el mundo de la alta costura y era bien sabido por todos; a pesar de su reputación, Jimin sabía que cuando usaba algo marcaba un antes y un des...

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Jimin adoraba ir de compras, era su pasatiempo favorito porque amaba la ropa y sus estilos, le encantaba el mundo de la alta costura y era bien sabido por todos; a pesar de su reputación, Jimin sabía que cuando usaba algo marcaba un antes y un después en la socialité, después de todo, su gusto era exquisito y todos querían verse y vestirse al estilo de Park Jimin.

Jimin sabía que tenía cierto poder en la sociedad.

Si él iba a un restaurante todos iban a ir allí, porque querían saber qué había maravillado el inigualable gusto quisquilloso de Park Jimin; cuando visitaba alguna tienda de ropa se agotaba lo que él comprara, porque algo de maravilloso debía tener la prenda que pasara por su delicada piel; el maquillaje, el perfume, los accesorios, todo lo que Jimin portase o adquiriese, porque a pesar de que su nombre era arrastrado por las más ponzoñosas bocas su imagen aun cargaba con la reputación que se encargó de forjar para convertirse en la reina abeja del mundo en el que nació.

Podían hablar lo que quisieran, pero él aun portaba la corona y siempre sería el príncipe melindroso que todos deseaban ser.

Y a pesar de que su confianza se había visto aturdida, seguía teniendo esa espina de superioridad, seguía teniendo ese aire elegante en él, natural como respirar, Jimin seguía siendo el tema preferido para hablar. La confianza podía ir y venir, Jimin aún no estaba del todo seguro de volver a ser realmente lo que fue alguna vez, pero si estaba seguro de que su nombre seguía teniendo un peso importante en la sociedad elitista, y aunque ellos no lo quisieran admitir, nadie había alcanzado su nivel.

Aun así, Jimin prefería mantener esos pensamientos egocéntricos a tope, para no caer en el nerviosismo de los susurros a su alrededor, de las miradas juzgándolo, de las cámaras fotografiándolo. Jimin amaba su libertad, pero siempre cargaba esa jaula invisible que lo hacía encogerse en sus miedos e inseguridades.

Entrar a esa tienda fue más difícil de lo esperado, la dependienta mirándolo de pies a cabeza antes de decidir que dejar una mala impresión en él sería joder la reputación de la marca para la que trabajaba. Tenía eso a su favor, al menos.

Se refugiaba entre estantes y ropa, queriendo pensar en que nada podía ser peor, después de un año y un poco más ¿Qué tanto más podían joderlo? Jimin casi no salía de su casa, incluso ahora lo hacía más seguido que hasta hace ocho meses atrás, Hoseok lo había felicitado ante los avances con la terapia al poder salir y aún más cuando comenzó a hacerlo solo.

Aun le costaba.

Cuando se reveló que estaba viendo a un psicólogo muchos lo llamaron exagerado, como si fuese demasiado que él decidiese que necesitaba ayuda y apoyo externo para poder sentirse menos culpable de algo que no era su culpa. ¿Podían decirle como sentirse? Nadie debía creerse con el derecho de opinar ante su dolor, nadie paso lo que él y nadie soportó el escrutinio público tan acusador e invasor como él.

Podía sentirse mal y podía decidir qué hacer con ese dolor. Estaba en su derecho.

Aun así, seguía teniendo miedo, mucho miedo.

Luz Intermitente [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora