024: Cinco días.

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ay banda, evitemos los cometarios con spoilers pls, o hablen en clave q se yo

si no comentan un hada muere [yo y mis ganas de seguirles actualizando]

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Jimin se sentía poquito ansioso.

― ¿Por qué hay tantos pasteles aquí?

La voz de su hermano mayor lo hizo respingar en su lugar, dejando caer el molde que estaba preparando para la siguiente tanda de cupcakes. Las chicas de servicio que había estado ayudándole hicieron una rápida reverencia en cuanto el mayor terminó de ingresar a la cocina.

>>Buenas tardes. ―saludó con una sonrisa, acercándose a su hermano. ―Son demasiados pasteles, pollito.

Jimin asintió, mordiéndose el labio mientras observaba a su alrededor y terminó yéndose hacia delante, recargando los codos en el mesón, escondiendo la cabeza allí.

―Ya sé, ya sé. ―murmuró con frustración, gruñendo bajito. ―Estoy...tengo los nervios de punta.

HaeIn asintió a él, como si ese hecho estuviese implícito en todo lo que Jimin tenía a su alrededor, estirando una mano embarró uno de sus dedos en la crema pastelera que estaba a su alcance, saboreándola con atención.

―Esta algo floja y grumosa. ―comentó, sin hacer presión en la situación emocional de su hermano. ―Le falto un poco, ¿batiste o mezclaste? Sabes que hay una diferencia.

Jimin se hincó más entre sus brazos, lloriqueando por lo bajo.

―La batí. ―se quejó, sonando verdaderamente afectado. ― ¡Yo batí la crema cuando solo debí mezclarla en capaz para una mejor adecuación de su temperatura para conseguir así la consistencia adecuada y que fuese menos grumosa!

HaeIn sonrió un poco, algo enternecido por las quejas de su hermano menor.

Jimin, desde que había aprendido a cocinar, canalizaba sus emociones en el arte culinario, cocinaba cuando quería dejar fluir lo que le estuviese sobreponiendo. Y los pasteles desde siempre habían sido el indicador de un Jimin nervioso, ansioso y fuera de sus cabales.

―Ya, ven aquí. ―estiró los brazos, recibiendo a su hermano que no dudo en apretarse contra su cuerpo, acurrucándose allí en el momento en que lo encerró de forma protectora, una mano acariciándole la espalda y la otra en su cabello. ― ¿Qué sucede? ¿Es por la boda?

Jimin asintió como pudo, restregando la mejilla en el pecho del mayor. HaeIn bajó el rostro, besando la coronilla de la cabeza rubia, inhalando profundo.

― ¿Quieres decirme? Explícame lo que sientes y así yo puedo tratar de ayudarte, habla conmigo, pollito.

Jimin no se alejó, apretando sus brazos alrededor de la cintura del mayor y HaeIn lo dejó aferrarse por al menos cinco minutos, mismo en los que las personas de servició dentro de la cocina dejaron sus cosas y se retiraron en inclinaciones respetuosas. Al parecer Jimin sintió la soledad de su alrededor, porque entonces se alejó poquito, el suficiente para poder hablar, pero no para observar a su hermano al rostro.

Luz Intermitente [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora