B.M: Fuera de Corea.

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Wellington –Nueva Zelanda.

― ¿Ya viste esto?

El moreno, que estaba parado frente al gran ventanal de su casa, no se molestó en girarse para observarlo.

― ¿Qué cosa?

―Va a casarse. ―la voz del mayor tenía un pequeño tinte de burla. ― Y adivina con quien.

Namjoon respiró hondo, metiendo las manos en los bolsillos de su calentador, apretándolas allí en puños.

― ¿Por qué estás tan interesado?

Su mentor se carcajeo, prácticamente aventándole la revista que había estado leyendo, y la mima quedó a sus pies, justo con la portada hacia arriba y Namjoon no quiso, pero por instinto sus ojos fueron a esa primer plana, allí donde podía observar ese gran titular y esa fotografía de ensueño.

―Es Kim Taehyung, el hombre con el que va a casarse es el cabrón más grande y poderoso de Corea, un Kim. ―lo decía con un tono de sorpresa y molestia. ―Kim el monstruo de los negocios Taehyung.

Observó la imagen allí, desde su altura los ojos se le deslizaron por esa portada.

"A solo un 'sí' de ser la pareja más poderosa de Corea"

"CEO del grande del entretenimiento, Kim Taehyung, contraerá nupcias con el hijo menor de importante exportador de alimentos."

"Park Jimin y su re-ingreso a la alta sociedad de la mano del gran Kim Taehyung."

Iba a casarse, eso era un hecho, lo estaban anunciando por todos los medios posibles, y o era para menos, pues no iba a casarse con cualquiera no, iba a casarse con Kim Taehyung, el gran Kim Taehyung.

¿Cómo debería hacerlo sentir eso? ¿Cómo debería reaccionar ante eso? ¿Debía tener si quiera algún tipo de reacción? ¿Tenía derecho?

Y estaba la imagen que era el centro de toda esa portada, una imagen...perfecta.

Jimin estaba allí, sonriendo sin mirar a la cámara y eso era porque no se trataba de una fotografía de estudio, era solo una imagen sacada por algún paparazzi y Jimin sonreía, con sus manos, pequeñas y delicadas, tomando el rostro de ese otro hombre y lo miraba con sus bonitos ojos, lo miraba con tanto...

Namjoon pateo la revista, volviendo la mirada al paisaje frente al ventanal.

―Solo es un hombre más, da igual.

Kihyun se rió, aunque no sonaba para nada divertido, cosa que hacía sentir a Namjoon molesto, porque había mucho que prefería ignorar sobre su mentor antes que enfrentarlo. A pesar de todo, había un cierto grado de respeto.

―Por favor, no pretendas que no te molesta. ―Kihyun llegó a su lado, siendo apenas unos centímetros más bajo. ―Pero dale merito, te superó de una manera bastante interesante, no fue con cualquier mequetrefe, se buscó el premio mayor.

Namjoon no le respondió, tensando la mandíbula, su boca arrugándose en una mueca que terminó por convertirse en un chasquido de su lengua.

―Va a casarse, eso solo significa una cosa.

― ¿Aún piensas hacer tu jueguito de mierda?

Namjoon quiso tomarlo de su pomposa camisa perfectamente planchada y gruñirle que ese jueguito de mierda, como lo llamaba, era su último recurso, pero en cambio lo miró de costado, dando un paso lejos, para comenzar a retirarse de la sala.

―Va a casarse, es nuestra oportunidad, es todo lo que debes saber.

Se retiró del lugar, yendo hacia las escaleras que llevaban a la parte baja de la casa, donde Kihyun nunca iba porque Namjoon la había declarado como suya y ya habían tenido ciertos problemas sobre invadir su espacio.

Kihyun había aprendido a no interceder sobre ciertos asuntos, y Namjoon necesitaba un poco de soledad.

Tomar asiento frente a su computadora fue pesado, teclear su nombre tan difícil como si cada letra quemase en la yema de sus dedos. Los resultados frente a sus ojos ardiendo en llamas sobre sus recuerdos.

Park Jimin...

Comprometido con Kim Taehyung...

Radiante tras ser visto saliendo de un restaurante...

Todo sobre el próximo integrante de la familia Kim...

Como si fuesen la realeza coreana...

Deslumbrante junto a su futuro esposo...

Cada titular iba acompañado de fotografías donde Jimin se veía sonriente, con sus bonitas mejillas alzadas y brillantes en un calor de timidez que Namjoon adoró besar en su momento, y se tomaban de las manos, caminaban uno a un lado del otro, y Jimin no iba delante, como si tuviese que proteger a su acompañante, en cambio, era tomado de su mano y llevado con una seguridad que solo un hombre que sabe que no va a ser tocado de ese modo puede trasmitir.

Kim Taehyung...

Había escuchado de él en su pasado y durante un tiempo tuvo envidia de su existencia, luego inseguridad, y ahora...había muchos sentimientos.

La envidia que alguna vez tuvo nació en base a su deseo de llegar a ser como él, de llegar a tener lo que él tenía; la inseguridad se acentuó cuando quiso a alguien que merecía a una persona como ese hombre poderoso, cuando se enamoró de alguien que veía a ese hombre con anhelo; y el desolador ardor en su pecho ahora solo significa ira, impotencia, desilusión.

Namjoon que lo tuvo todo y ahora estaba muy lejos de eso que amó tanto, que amaba más que nada.

Pero que hipocresía...

¿Cómo dice amarlo después de lo que le hizo? ¿Cómo se atreve a pensar si quiera en él cuando lo destruyó de un modo irreparable? ¿Cómo si quiera pretender sentirse afectado por verlo ser feliz con alguien más cuando él lo tuvo y lo quebró en miles de pedazos?

Hipócrita, hipócrita.

Desalmado, infeliz, sucio, basura inhumana.

E iba a seguir lastimándolo, iba a seguir siendo ese desalmado infeliz.

Namjoon solo tenía algo más, solo le quedaba algo más, y quizá pecaba de ingenuo, imbécil, y con la idea de una fe obsoleta.

¿Qué más tenía? Solo eso, y la perpetua idea equivoca de alguna vez recuperar lo perdido.

¿Si lo intentaba lo suficiente lo conseguiría? ¿Si presionaba lo suficiente podría expiar sus culpas?

Imbécil, idiota, inconsciente.

Pero solo tenía eso, e iba a seguir lastimándolo de maneras atroces, de formas que serían tachadas de asesinato.

Iba a seguir mancillando su nombre, su cuerpo y espíritu, porque era todo lo que tenía.

Todo lo que podía seguir haciendo para tenerlo. Para perpetuar su deseo de seguir siendo parte de su vida. De no ser olvidado. 

Park Jimin...

Celos, ira, deseos de seguir perpetuando en su sistema hasta que sea imposible de olvidar, Namjoon no podía pensar en una vida sin Jimin, y quería vivir en la idealización de que Jimin no podía vivir en una vida sin él.

Egoísmo puro de querer tenerlo suyo, solo suyo.

Y ese otro hombre que lo abrazaba como si tuviese derecho, como si tuviese realmente poder para tocar a un ángel...

Namjoon lo toco primero, él lo amó primero, él lo llamó suyo primero, era suyo.

No podía...no iba a permitirse ser olvidado.

Y bastó una llamada para poner en marcha lo inminente, porque Namjoon aún tenía un trabajo que hacer, aún tenía algo por lo que luchar, y quizá la ceguera sobre su pasado a su presente lo hacía pensar que aún tenía algo, o alguien, por quien volver.

Aún podía...

Luz Intermitente [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora