019: La intimidad de un permiso.

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Había una voz de fondo, pero Taehyung no podía distinguir lo que se le decía, o de todos modos no le importaba entenderlo. Estaba distraído, pensando.

Ese día iba a ver a Jimin, nuevamente, después de dos días donde habían llegado a la conclusión de un acuerdo beneficioso para ambos; podían besarse cuando quisiesen, excepto frente a sus personas cercanas.

Lo que significaba no besos frente a Yoongi, Hoseok, la familia Park y los cercanos a Taehyung, que se resumían a Seulgi, pues era la única que constantemente estaba allí. Fuera de todos ellos, podían hacerlo, besarse. Mucho.

Le gustaba ese acuerdo.

Besar a Jimin era, por decir lo menos, adictivo. Lo había descubierto después de que se besaran en la cocina, por segunda vez, porque mientras eso pasaba no podía dejar de pensar en cómo serían las siguientes veces. Después de ese segundo beso Jimin insistió, en contra de su juicio, en que debía ser bajado de la encimera para revisar el estado de la comida.

Taehyung decidió ser obediente y sentarse en una de las sillas de la isla central, recargando los brazos allí y solo observando al rubio moverse a través de la cocina. Era la primera vez que veía a Jimin cocinar así que le resultó una experiencia entretenidamente curiosa. Sabía que Jimin cocinaba, y que era muy bueno, pero de allí a verlo realmente hacerlo era una perspectiva muy diferente, pues podía ver la agilidad con la que lo hacía, la certeza en sus movimientos, la mirada de experiencia y buen gusto a través de los olores que se percibían.

A Jimin le gustaba cocinar, le gustaba el arte que era el servicio culinario, y a Taehyung le gustaba verlo así, sin inhibiciones, disfrutando de algo suyo que lo hacía sentirse plenamente seguro en su ambiente. La compañía sin más les resultó plenamente agradables.

Y después de comer solo debatieron un poco sobre la boda, los días para revisar el servicio, recepción y más, detalles que Taehyung consideró por menores cuando después de quedarse por algunos minutos viendo la boca de Jimin esté por fin decidió concederle un beso, estirando sus labios en un permiso silencioso que Taehyung tomó con una sonrisa.

Luego también recibió la oportunidad de un beso, cuando al despedirse en las puertas del ascensor Jimin se empinó, tomándolo de la nuca y halándolo en un pequeño pico que a pesar de no ser de todo un beso, resultó bastante prometedor en calmar las ansias. Parecía que no importaba la escala de intensidad en el beso, mientras proveyese de la boca de Jimin, para Taehyung iba a seguir significando rozar el cielo con los labios.

Interesante perspectiva, provocativo placer.

Llevó una mano bajo su barbilla, los dedos posándose sobre su boca, cubriendo la zona como si al dejarla a la vista quedase expuesto en sus deseos y necesidades, como si alguien pudiese percibir el hormigueo de la zona y acusarlo de profanador por probar algo que debía ser considerado la octava maravilla del mundo, y por ende prohibido al alcance mundano.

Kim Taehyung, maldito pecador.

Robando besos de un ángel, ¿Quién le habrá dado ese derecho?

Bueno, técnicamente, no los robabá. Jimin se los ofrecía, y según sus buenos modales, rechazar aquello que es ofrecido con buenas intenciones es de mala educación, él no era un mal educado.

-Señor Kim...

Ahora estaba un poquito mal sobre todo eso, habían pasado dos días y aunque él y Jimin se mantenían en contacto, había resultado prácticamente imposible verse porque al parecer ahora Jimin debía hacer pruebas de tela, medidas y lo que fuese para su traje de bodas, y Taehyung también había estado ocupado escogiendo salones y decoraciones.

De repente todo eso le daba jaqueca.

-Señor Kim.

Y Jimin no colaboraba precisamente, enviando fotos de sus atuendos, o solo de su rostro. Bonitas fotografías que ahora Taehyung había notado abundaban en su galería, lo que lo había hecho fruncir el ceño porque notaba que fuera de las fotografías de Jimin lo que predominaba en su galería eran imágenes del trabajo, muchas capturas de pantalla, imágenes de contrato, afiches o tabla de valores, incluso fotografías de su escritorio en lo que seguro era alguno de esos momentos donde no encontraba algo y le enviaba fotos a Seulgi para que le dijese exactamente dónde buscar.

Luz Intermitente [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora