Capítulo 20

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-Noah conoce a Ralph y sabe donde está- aseguró Sarah escribiendo en ese cuaderno ya lleno de cosas, el mismo de siempre.  Estaba sentada en la cama, con los ojos abiertos y notaba que respiraba agitada por como se le movía la espalda- Tenemos que interrogarla, investigarla a ella también. Quizás, podemos...

-Ok, Sarah... Cálmate un segundo- me senté también y la detuve. Estaba hablando muy rápido.

Ya Noah se había ido de la habitación de al lado y, por lo que escuchamos, Mario igual. Así que, podíamos hablar un poco más tranquilos. Pero, claramente, mi compañera, no estaba tranquila, estaba exaltada.

-No, esto es bueno, muy bueno- agarró su computadora y la abrió.

-Sarah...- repetí cerrándola- No podemos interrogarla- le dije.

-¿Otra vez con esto, Oliver?- revoleó los ojos.

-No es porque sea peligroso- aclaré. Que lo era, pero ese no era mi punto- Si Mario nos buscaba y hablamos con ella, tal vez ella lo sepa y se lo diga- expliqué- Hay que ser muy sutiles y encontrar otra forma de sacarle información.

Se quedó callada y suspiró.

-Tienes razón- admitió, lo cual me pareció extremadamente raro- Puedo buscarla- no objeté, volvió a abrir la laptop y tipeó en la computadora su nombre y apellido en Google.

Aparecieron primero fotos de una mujer de quizás unos treinta y pico de años, ojos marrones, muy alta y estilizada y castaña... muy atractiva, lo admito. Estaba en la mayoría de las fotos junto con Mario. Había muchas headlines de la separación con él. Otras fotos de ella en ropa interior en lencería en tapas de revistas.

-Es artista- soltó Sarah- Y va a abrir su tercer galería de arte el jueves, aquí en Pensilvania- dijo mirando la pantalla, donde se veía una foto de una casa que parecía antigua. Y Noah frente a ella, sonriendo, era una nota con ese título- Deberíamos ir- me miró entusiasmada.

Lo pensé, sabiendo que era una buena idea, como siempre, aparentemente. No era tan peligroso, quizás algo arriesgado si.

-Tenemos que ser muy cuidadosos- respondí alzando una ceja.

-Oliver Twist, ¿acaso eso es un si sin rodeos?- sonrió.

-No es ilegal ir a una galería de arte- respondí, encogiéndome de hombros.

Borró la sonrisa y volvió a la computadora.

-Tienes el poder de quitarle la diversión a todo esto.

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