Capítulo 55

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Entré a mi casa a la velocidad de la luz y subí la escalera de la misma manera hasta mi habitacion.

Agarré la primer mochila que encontré y metí una campera, mi laptop, un cuaderno, bolígrafos, chicles muchos chicles, cargador portátil ¿Qué más?

-Hola- escuché y me sobresalté más de lo que creí, al escuchar su voz- ¿Podemos hablar? ¿Qué estás haciendo?- cambió de pregunta rápido, al ver la mochila y mi respiración acelerada.

-Uma...- no sabía que decirle, y más, porque me ponía demasiado nervioso ahora- Hablamos después, ¿ok? Porque tengo que...

-¿Me estás evitando por algo en particular?- me interrumpió, entrando a mi habitación.

Dios, no, no puedo con esto ahora.

-No, claro que no- si, claro que si- Yo solo...

-¿Qué es lo que pasa contigo últimamente?- no me lo estaba reclamando, estaba preocupada, de hecho- Estás más alterado que de costumbre, pero a la vez, muy relajado- siguió. Suspiré, dejando la mochila en el piso- ¿Es por esa chica?- preguntó- ¿Estás saliendo con ella?

No podía, no podía romperle el corazón de esa forma y, obviamente, no era el momento de hablar sobre esas cosas. Hay verdaderos problemas allá afuera, tenía que hacer algo importantísimo.

-Uma, en serio lo siento, pero no tengo tiempo para esto- la rodeé para ir a mi mesita de noche y agarrar mi reloj de muñeca.

-¿Qué, pero...? ¿A dónde vas?- estaba un poco molesta, quizás desesperada y muy confundida.

Respiré hondo y me di vuelta para mirarla, me acerqué a ella y la agarré de los hombros.

-Uma, quiero que me escuches bien y con mucha atención, ¿si?- empecé- Me voy a Nueva York, pero prométeme que no se lo dirás a nadie.

-¿Qu...

-Prométemelo- insistí.

-Lo prometo- estaba muy perdida y la entendía- ¿Por qué?

-No importa- contesté negando con la cabeza- Pero... si mañana no estoy de vuelta, quiero que se lo digas a mis padres y, que en algún momento de toda la oración, menciones a Rosè L'amour- expliqué.

-¿Rosè L'amour? ¿"Si no vuelvo"? ¿Oliver, de que estás hablando?- exclamó- Me estás asustando.

-Mi mamá entenderá- respondí- ¿Harías eso por mí?- pregunté y asintió, aún sin seguirme el hilo- Confío en ti.

Me alejé de ella, agarrando mi mochila y bajé rápido otra vez, dándome cuenta ahora, que el living estaba ocupado.

-Voy a salir, seguramente vuelva tarde- solté.

-Está bien- me contestó mirando la tele.

Seguí caminando, pero me detuve y volví sobre mis pasos.

-Papá...- llamé su atención y me miró- Te amo- solté- Lamento no decirlo seguido- me encogí de hombros.

Se le escapó una sonrisa, muy sorprendido por mis palabras.

-También te amo, hijo- le devolví el gesto y me apresuré s salir por la puerta.

No lo aprecié, los último 17 años no lo aprecie, 17 años creyendo que él y yo no podíamos entendernos, que yo no era el hijo que él quería.

Pero, jamás me imaginé que haría, si un día, ya no estuviera aquí conmigo. No podría resistirlo.

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