Capítulo 32

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Sarah me dijo que en su casa tenía un aparto decodificador, y no, no me lo dijo con esas palabras, usó otras que, claramente no entendí, así que me tradujo.

El único código que conozco yo con números, es el binario, pero cuando se lo comenté a ella, soltó una carcajada, aclarándome que había más de cuarenta lenguajes numerales. Y, que si encima, era un código único hecho por ella u otra persona, inventado para poder comunicar cierta información, obviamente, estábamos perdidos.

Podría tardar un poco, pero si lo averiguábamos, podría haber algo importante, así que realmente, no perdemos nada probando.

El resto del día, pasó con normalidad. Fui a mis clases y volví a casa. Vi un rato el pizarrón con las cosas del caso, a veces, hacía eso para ver si estábamos pasando algo por alto, pero nada.

Para cuando llegó la cena, las cosas volvieron a ponerse incómodas. Mi mamá, seguía muy molesta conmigo. Ponía el plato frente a mí enojada, me servía la comida enojada y hasta me sacó el plato antes de que terminara, para lavar los platos enojada también.

Miré a mi papá del otro lado de la mesa y se encogió de hombros.

-Creí que hablarías con ella- le susurré lo más que pude.

-¿Naciste ayer?- me contestó él- Ella me controla a mí, no yo a ella.

Cuando me fui a la cama, estaba aún más muerto que en la mañana. Pero esperé a que mi mamá pasara por mi puerta para llamar su atención. Entró a mi cuarto suspirando y se cruzó de brazos en el medio.

-¿Qué?

-Lo siento, ¿si?- me sentía mal. Jamás había tenido una pelea con ella y odiaba que esta estupidez sea la primera- Lamento cagarla, lamento haber arruinado mi perfecto comportamiento- agregué- Pero... no pensé, ¿ok? No volverá a pasar.

Volvió a suspirar, pero esta vez, casi de alivio y ablandó su expresión. Se descruzó de brazos y vino hasta la cama para sentarse.

-Sé que no, pero...- hizo una pausa- Fue una ridiculez, hijo. Por Dios, no te pueden detener por eso- aseguró- Y esta chica... no me gusta esta chica.

-No la conoces- reproché y me sorprendí más a mi mismo, por haber sido sincero. Mi repuesta mental, tendría que haber Sido "yo también", pero no fue así.

-Casi tienes un legajo en la policía por su culpa- soltó. Cierto- Creo que tengo una idea ¿A dónde la conociste?

Una mentira. Rápido, rápido, rapido. Pero, me di cuenta, que como la conocí, no tenía porque no decir la verdad.

-En un almacén comprando chicles.

💻💻💻

Me desperté desorientado por un viento frío que vino de golpe de mi ventana, lo cual me pareció raro, porque estaba cerrada cuando me fui a dormir. Sentí un peso en el colchón, mucho más pesado que Ricky.

-Oliver...- escuché un susurro lejano y, rápidamente, sentí ese mismo peso del colchón sobre mí y la luz de mi velador empezó a encandilarme.

Me moví en la cama, quedando boca arriba. Mis ojos se ajustaron a la habitación y, lo primero que ví, fue a Sarah.

Ya se había incorporado un poco y me miraba con una sonrisa desde donde estaba. Sus rodillas a cada lado de mis caderas, apoyada completamente sobre mi...

-Sarah...- me senté en la cama, deshaciendo la posición, necesitaba deshacerla. Por el amor de Dios, ella no tiene que estar apoyada ahí- Ok, acabaste de romper todas las reglas- fue lo primero que dije- ¿Entraste por la ventana? ¿Qué te pasa?- estaba confundido y aún nervioso.

-Es importante, no podía esperar- respondió. Se acomodó para ponerse a mi lado y me mostró su teléfono- Hubo algo interesante en el documento de la distribuidora.

¿Por qué sigo pensando en la posición en vez de escucharla? La miraba increíblemente sorprendido por eso.

Moví la cabeza.

-¿Qué encontraste?- le pregunté.

-Van a hacer una gran entrega hoy para una fiesta de presentación- respondió- No dice mucho, solo la dirección. Pero, busqué y es el salón principal de un teatro.

-¿Y tu idea es ir?

Me miró y sonrió.

-Me alegra que ya nos estemos entendiendo.

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