Capítulo 51

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Sarah no hablaba. Ni una palabra. Suspiró.

-Oliver...- dejó los papeles en mi escritorio- Quise decírtelo, muchas veces, pero...

-No me interesa- interrumpí- Quiero la verdad, ya mismo- repetí, aún más enojado. No puede no tomarse nada en serio.

-Soy Sarah Jenkins. Golden es el apellido de mi mamá- empezó apenada- Y si, Ralph es mi papá, y por eso, estoy tan desesperada por encontrarlo. Te juro por lo que más quieras, que no sé absolutamente nada de él.

-Es sospechoso en una investigación grave- insistí.

-¡Sé que él no lo hizo, ¿está bien?!- exclamó- Y estoy aquí para probarlo.

-Por eso estabas tan obsesionada con que pensara otra cosa. Por eso en la estación de policía, no querías decir tu nombre- la señalé más dolido que enojado y asintió, bajando la cabeza- Me mentiste desde el primer día. Fui un juguete en tu estúpido y retorcido juego- amenacé, acercándome a ella- Voy a reportarte...

-¡No, Oliver! ¡Espera, por favor!- estaba aterrada- No lo entiendes...

-¡Tu no lo entiendes!- discutí- La vida tiene consecuencias, es así. No voy a quedarme en el medio de esto, a esperar que me acusen a mí de algo, si te descubren a ti- expliqué.

-¡Perdí a mi papá!- gritó con los ojos llenos de agua- No sé donde está, y por eso me anoté a esta asociación. Porque estaba desesperada- siguió. Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas- ¿Y sabes qué? ¿Quieres toda la verdad?- habló desafiante- Aquí tienes la verdad: no fue un accidente que te tocara conmigo.

Me quedé helado ante sus palabras, como si lo otro ya no fuera suficiente, me viene con esto.

-¿De qué estás hablando?- pregunté.

-Hackeé el sistema y leí cada maldito informe y cada maldito currículum de absolutamente todos, para asegurarme de que me toque lo mejor- confesó y su cara volvió a tornarse triste, casi melancólica- Y te elegí a ti, tu eres lo mejor.

No sabía que creer. Aunque, tampoco me sorprendería tanto. Ella planeó todo esto, estoy donde estoy por ella, ella decidio que fallaba y que acertaba, ella me guió hasta este punto. Todo lo que pasó desde que salí del auto ese día para ir a la asociación, fue ella.

Me tranquilicé, no porque ya no estuviera enojado, sino porque estaba aún más confundido y mi cuerpo no podía soportar más nada. Sentí que todo fue una obra de teatro calculada y, que todo lo que había logrado personalmente gracias a tenerla en mi vida, era una farsa. Por lo tanto, yo era un fracaso.

Ni siquiera recuerdo exactamente cuando fue la última vez que me metí un chicle en la boca, la última vez que sobrepensé algo demasiado, el último momento incómodo conmigo mismo.

Sarah me había dado una confianza que jamás creí tener ¿Pero a dónde está esa confianza ahora, sí esa Sarah Golden probablemente, no es real?

-Sabía que eras tu- soltó sonriendo un poco.

-¿Qué?

-Cuando entré al almacén y robé tus chicles, sabía que eras Oliver Thompson- se acercó a mí- Memoria edética, excelentes calificaciones, padres con buenos trabajos, una pasión por Harvard y las ciencias políticas. Ese Oliver Thompson que elegí, porque era inteligente y porque sabía, que con él, podía resolver esto y encontrar a mi papá, antes de que Mario o cualquier otro, lo hiciera- me miraba con esos ojos marrones, ya no tan húmedos y asentía con seguridad.

Hasta el ser observadora no es tan cierto, ya que sabía todo eso antes de venir a mi casa.

Pero, hizo todo eso. Investigó a todos y me eligió a mi por mis habilidades ¿Le creo?

-Conocí a otro Oliver Thompson después- sonrió aún mas- Y...

-Sal de mi casa- interrumpí.

-¿Qué? No, Oliver, por favor...

-Sal de mi casa- repetí, reprimiendo lágrimas.

-Pero...

-¡O sales de aquí o te reporto a la asociación ahora mismo!- exclamé- ¡Renuncio!- aseguré- No quiero verte nunca más. No puedes hacer estas cosas y esperar, que con una explicación, todo esté bien- seguí fastidiado- Te pedí la verdad porque me la merezco- aclaré.

-Ya lo sé y cometí un error...

-Me gustabas- confesé. La primera vez que le digo a alguien esto y tiene que ser así ¿Por qué?- Y es por eso, que esto me duele más, pero se acabó absolutamente todo- no puedo llorar, no ahora, basta- Vete.

Se quedó parada mirándome, completamente desconcertada y muy triste. Pero, me hizo caso... Y se fue.

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