Capítulo 31

12 2 0
                                    

-Podrían expulsarme si se dan cuenta- respondí sin siquiera pensarlo, como si hubiera estado en la punta de mi lengua toda la mañana- Más, si hay algo ilegal- agregué.

No contestó. Nada. Solo me miró y se cruzó de brazos, muy tranquila. Me ponía nervioso que me mirara sin decir nada.

-Eh... Sarah...- rompí el silencio- ¿Qué...

-Estoy esperando que hagas tu sobrepensamiento de siempre y termines aceptando porque, uno: sabes que no me iré, dos: sabes que es la opción más inteligente, porque, tres: muy en el fondo, no quieres admitir, que yo soy la de las ideas y tú él que construye el caso- explicó con simpleza- Avísame, ¿si? Estaré en la cafetería.

Empezó a caminar, pero la agarré del brazo, justo como hace unas horas, y la detuve.

Suspiré. Ni siquiera tendría que avisarles a los chicos que no iría a clase, esas dos primeras horas, no las comparto con ninguno de los dos y odio con toda mi alma, que tenga razón.

-Sígueme.

💻💻💻

La sala de computación y programación estaba en el primer piso. Tenía aún computadoras viejas, del año 2013 creo. Estaban todas en una especie de semicírculo y no estoy seguro de que todas funcionaran.

No era un lagar tan grande. No tenía pizarrón, solo un proyector y un armario con cables, auriculares y demás.

Cualquiera podía venir en cualquier horario, mientras no hubiera clase. Por suerte para nosotros, agarramos la sala libre.

Entramos, y Sarah, fue hasta la primer computadora que vio.

-Muy bien... Veamos- se sentó en la silla y yo agarré la de al lado, acercándola a la de ella y haciendo lo mismo.

Movió el mouse un par de veces y la pantalla se iluminó con un fondo con el escudo de la escuela y varias carpetas y aplicaciones.

-¿Se borra la memoria caché cuando la computadora se apaga o se congelan los archivos?- me preguntó.

¿Qué?

Sarah me volteó a mirar porque no respondía.

-Español- dije.

Revoleó los ojos.

-¿Se borran los archivos que descargas y lo que no guardas en el disco duro cuando apagas la computadora?

-Eh... Si- respondí, ahora sí, entendiendo mejor.

-¿Seguro?

-Si- repetí- Mi amigo hizo un trabajo el año pasado y cuando quiso volver a editarlo, ya no estaba- ejemplifique.

-Bien, estamos a salvo- asintió y volvió a la pantalla.

No lo estamos.

Enchufó el pen-drive en la ranura de la computadora y se abrió una ventana en la pantalla, llena de...

-¿Recetas de cocina?- soltó Sarah bastante molesta- ¿Registramos esa oficina para tener recetas de cocina?

-¿Fuimos detenidos por recetas de cocina?- agregué yo, aún más enojado.

Había documentos de Word con títulos como: Lemon Pai, Pai de Cereza, Strawberry Shortcake, Moose de Chocolate, Flan de Vainilla.

Sarah abrió el primer documento: "Brownie", y evidentemente, era una receta para hacer un brownie.

-¡Mierda!- exclamó ella.

Pero miré bien, algo no cuadraba del todo.

-¡Espera!- le dije- Mira las proporciones de las cosas.

-¿1437 gramos de azúcar?- leyó- Me parece demasiado.

-Es porque no son recetas- entendí.

-La hija de puta tiene códigos.

Mastermind 💻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora