Capítulo 48

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-Yo me quedo aquí en el living- me dijo Sarah- ¿Vas a la cocina?

Asentí, volviendo a la tierra y caminé derecho por el pasillo, notando que había una isla en el fondo. Crucé una separación de puerta ventana en color blanco y entré a un espacio bastante amplio.

El piso de madera, cambió a cerámicos grises y brillosos. Vi una pequeña mesa a un costado, al lado de una gran ventana que daba al patio. Una isla de mármol, un horno en color negro y, alacenas blancas, microondas, tazas colgadas y el refrigerador gris.

Prendí la linterna de mi celular y, lo primero que me llamó la atención, fue un único papel pegado en el refrigerador. Me acerqué con cuidado y leí: "Larkins Wy 2105. Entre 21st St y 22nd St".

Le saqué una foto, por si acaso, definitivamente buscaríamos esa dirección.

-Nada por allá- Sarah apareció en el marco de la puerta- ¿Vamos arriba?- preguntó.

-Encontré una dirección- le dije yendo hasta ella y sonrió- Pero, ahora sigamos.

Volvimos al living y subimos la escalera alfombrada azul, hasta un pasillo de madera igual que abajo, con varias puertas.

-Su habitación primero- soltó ella.

Abrió la primera puerta a la derecha y entramos, al darnos cuenta de que esa era. Era un cuarto bastante amplio, pero muy simple. Una cama de dos plazas y media, dos mesitas de noche con solo veladores, un armario negro amurado en la pared y... un espantoso cuadro gigante de perros jugando póker.

Yo fui hasta el armario, mientras Sarah se ocupaba de los cajones de las mesas de noche.

Solamente había varias camisas colgadas, pantalones y una cajonera pequeña, en la que solo había ropa.

-¡Es inútil!- se quejó Sarah- Ni hay nada aquí que...

Se escuchó una carcajada aguda desde abajo, junto con unas risitas más graves. Nos miramos con mi compañera, completamente aterrados. Nos quedamos inmóviles.

-Ups... Creo que hoy no puse la alarma- Mario, claro que si. Pero, se escuchaba casi ido.

Pasos. Escalones. ESTÁ SUBIENDO CON ALGUIEN.

Entramos en pánico, hasta que Sarah, señaló el piso, modulando algo que entendí como: "Debajo de la cama". Me tiré al suelo, al igual que ella, y nos mentimos abajo del mueble con rapidez.

Segundos después, se prendió la luz y vimos un par de zapatos y un par de tacones.

-No me divertía así hace años- Noah ¿Qué no estaban tan peleados?

-Aún no termina- le contestó él. Ambos, estaban con varias de copas de más en el sistema, se les notaba en el tono de voz- Pero antes... el pen-drive con las fotos.

Intercambié una mirada de sorpresa con Sarah y modulamos al mismo tiempo: "HAY FOTOS EN EL PEN-DRIVE".

-Te dije que lo perdí hace unas semanas- le aclaró ella- No te mentí- la cama hizo ruido y el colchón se hundió- ¿Podríamos olvidarnos de esa misión un rato?- no soy un experto, pero esa voz es bastante seductora.

Segundos después, la cama volvió a hacer ruido y besos empezaron a escucharse.

Sarah se tapó la boca, reprimiendo una risa ¿Qué era tan gracioso? Le lancé un manotazo en el brazo, mirándola mal.

Empecé a tantear el piso. Polvo, pelusa y zapatos. Mierda.

-¿Qué haces?- susurró Sarah cerca de mi oído.

-Buscando algo que nos saque de aquí- respondí de la misma manera.

-¡Ah, si, así!- un gemido desaforado y tan fuerte, que me hizo sobresaltar. Pero la cama no se movía- ¡Más!

-Wow... es bueno con la lengua- soltó Sarah y la miré aún peor. No me iba a quedar un segundo más escuchando todo esto..

-¿Podrías...?- empecé, pero toqué algo distinto a todo lo demás.

Mi vista, ya se había más o menos ajustado a la oscuridad, y noté que era una especie de control remoto, como los de las alarmas de los autos. Fuere lo que fuere, ojalá sea algo útil.

Apreté el botón, nada. Apreté otra vez, y una sirena afuera, empezó a sonar con intensidad.

La alarma vecinal, gracias Dios.

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