-Necesito una hamburguesa- soltó ella cansada, al subirse al auto.
-También yo- le contesté después de suspirar, de la misma manera.
Mario y Noah, terminaron bajando la escalera, para ver que estaba pasando afuera, y nosotros, nos apuramos a salir de abajo de la cama, para correr con sigilo hasta la primer habitación que encontramos: el baño.
La alarma, eventualmente se detuvo y ambos volvieron a subir. Al asegurarnos que ya estaban de vuelta en la habitación, nos fuimos lentamente para abajo y salimos de la casa, intentando hacer el menor ruido posible. Pero, por suerte, estaban muy ocupados para darse por aludidos de algo.
Fue demasiada adrenalina junta. Sentía mi corazón luchando por salir de mi cuerpo y lo escuchaba muy fuerte en mis oídos. Ese sentimiento, de que podrían descubrirnos en cualquier momento, de que un paso en falso, podría arruinarlo todo.
Eso, y que de hecho si teníamos hambre, nos hizo, justamente, ir hasta un McDonald's, pedirnos dos combos y llevarlos hasta mi casa.
Cuando entramos, el único que nos recibió, fue Ricky, oliendo inmediatamente la bolsa de comida. Imaginé que mis padres habrían ido a cenar, al ver que, probablemente, yo también.
-Creo que Noah y Mario no están para nada peleados- soltó Sarah, después de sentarnos en el sillón y comer varias papas- Parecen estar del mismo lado.
-No sabe que tenemos su pen-drive- destaqué lo bueno- Y sabemos que hay fotos ¿Crees que estén escondidas, encriptadas o algo?- le di un mordisco a mi hamburguesa y tomé soda.
-No tengo idea- se refregó los ojos- Mi decodificador no vio nada- Ah... Casi lo olvido- agarró su celular y me lo extendió después de tocar algunas teclas- Lo que te debía- me guiñó un ojo y tomé el teléfono confundido.
Sonreí, al ver a una pequeña Sarah con una coleta alta, la boca abierta, gritando o tal vez sorprendida. Tendría 8 o 9 años.
-Sigues siendo exactamente igual, si quieres mi opinión- le devolví el teléfono. Me miró con falsa seriedad mientras lo agarraba- Siempre gritándole a alguien.
-De hecho, estaba muy emocionada porque me habían regalado mi primer computadora- aclaró- Y un jueguito de programación después, no hubo vuelta atrás, supongo- solté una risa.
-Hay un solo paso a hacker profesional, entiendo- asentí.
Seguimos comiendo en silencio, hasta que mi tren de pensamiento, hizo su trabajo y todo tuvo sentido.
-Eso es- dije dejando la comida en la mesa ratona.
-¿Qué?- preguntó Sarah confundida.
-Los números en las proporciones de las recetas son números de serie de fotos- empecé- Un archivo es un número, ¿cierto? Entonces...
-¡Cada proporción es una foto diferente!- completo ella exaltada- Deben estar comprimidas. Tengo que buscar un programa, sé que hay uno- siguió- Oliver...
Me miró sonriendo y mordió su labio inferior, para después, abalanzarse sobre mí. Se apoyó en mí, alrededor de mis caderas y puso sus manos en mi pecho.
Toda esa acción, me tomó demasiado por sorpresa y no sé que tan cómodo me sentía. Ahí entendí una clara batalla entre: estoy aterrado y me encanta. Porque si, me gustaba tener a Sarah de esa forma, pero a la vez, me sentía incómodo.
Abrió la boca para seguir hablando, pero la cerró y apretó los labios. Yo, sin pensarlo demasiado, le corrí el pelo de la cara y se lo puse detrás de sus orejas.
Sonrió y terminó de acercarse a mí, pasando las manos a mi cuello y dándome un beso, uno solo, que se transformó en varios muy largos, separados por falta de aire. Lo que se transformó, en varias caricias, caricias que me estaban volviendo más loco que el beso en si.
Sarah se movió un poco, cosa que me hizo sobresaltar, porque se sintió demasiado bien para ser real, y que hizo a ella soltara un jadeo sobre mi boca.
Tengo que parar, lo sé, pero no lo hago. Ella tiene experiencia en esto, yo no y no es el momento. Pero, sigo sin parar.
Sus manos bajaron otra vez a mi pecho y desabrochó el primer botón de mi camisa. El segundo. El tercero.
-Ok... Sarah...- me detuve, me detuve porque no había forma de que siguiera, sin que me agarre un infarto. Tenía la respiración como si hubiera corrido un maratón, jamás me había sentido así- Yo no...
-Shhh... Está bien- me interrumpió- Me dejé llevar, perdona- se separó un poco más, pero en la misma posición.
-Es la primera vez que nos besamos así- solté- No lo esperaba, es todo- me encogí de hombros avergonzado, sabiendo que no era verdad, sino que me aterraba la mera idea de a donde iba a parar eso.
-Me encargaré de avisarte la próxima- bromeó y solté una risa- Lo único que sé y que me importa, es que me encanta lo que me haces sentir y que me encanta que estemos en esta misión juntos- siguió sonriendo y le devolví el gesto- Te prometo que descubriremos todos lo secretos.
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Mastermind 💻
Боевик¿Y si te digo que nada fue un accidente? Oliver, un chico tímido, pero increíblemente inteligente, siempre que lee una novela de misterio sabe perfectamente quien es el culpable después de la página 6, muy responsable y amable. Se le dan muy bien es...