Capítulo 61

19 2 0
                                    

-No quiero dejarte aquí solo otra vez- le dijo Sarah, por enésima vez, a su papá.

-Estaré bien, cariño- le aseguró- Ustedes pueden hacer más, que yo desde aquí- siguió.

-Lo resolveremos pronto, lo prometo- respondió- Y podrás salir de este sótano con tu nombre limpio.

Se dieron un abrazo de varios segundos y Sarah fue hasta la escalera, para subir hasta la tienda. Iba a seguirla, pero Ralph me detuvo.

-Oliver... un minuto- me quedé parado frente a él, nervioso. No habíamos estado solos en ningún momento, y no recuerdo ninguna mirada extraña con su hija, que insinuara algo- Gracias por traerla hasta aquí- sonrió y me relajé un poco.

-No hay de que- contesté- Me alegra que te hayamos encontrado.

Asintió aún sonriendo, pero dejó de hacerlo y se acercó más a mí.

-Le rompes el corazón, y te juro que eres hombre muerto- habló serio y tragué con dificultad muy asustado. Dios, son iguales.

Claro que se dio cuenta ¿Por qué no se daría cuenta?

-¡Oliver!- escuché a Sarah llamándome desde arriba, así que solo asentí y subí con rapidez.

Cuando llegué arriba, mi celular empezó a sonar como loco. Lo agarré muy confundido, viendo mensajes y llamadas perdidas de Uma.

Intuí que Ralph había puesto una especie de bloqueo de satélite para la señal de teléfono en el sótano, para que no lo rastrear. Muy inteligente, pero ahora ¿qué digo?

-¿Quién es?- me preguntó ella, caminando hasta la puerta de salida.

-Uma- contesté.

-¿Tan insistente la enamorada?- bromeó y salimos de la tienda, yendo hasta el auto. No dije nada, mordiendo mi labio, tragándome la información- ¿Qué?- siguió, con quizás, más preocupación.

-Miren quien está celosa ahora- evadí el tema.

Fui hasta su chat.

Oliver: Ya estoy volviendo, lamento si te preocupé.
Oliver: Estoy bien y gracias por no decirle a nadie.

Llegamos a nuestro destino y yo me subí primero. Una vez que arranqué, Sarah volvió a hablar.

-Le dijiste que veníamos, ¿no es así?- adivinó y mi silencio fue su respuesta- ¡Oliver...

-Tenía que decírselo a alguien por si acaso, ¿ok?- me defendí- Confío en ella- agregué.

Hubo una pausa y Sarah volvió a romper el silencio, nerviosa.

-No te gusta, ¿cierto?

Solté una risa, jamás habría creído que ella estuviera insegura con eso, y mucho menos, que esto me pasara a mí.

-No- respondí.

Asintió.

-¿Te gusto yo?- soltó.

-Creo que ya te lo había dicho- sonreí.

-Lo dijiste en pasado cuando descubrirte que Ralph era mi papá- aclaró con pesar y me sentí mal por reírme la primera vez.

Nunca pensé que eso le importara demasiado, el trato era: besarnos cuando queramos. No hablar sobre esas cosas.

-Por favor, dime que no has tenido esa duda desde ese día, Sarah- a mí me comería vivo, si fuera al revés.

-Yo no le gusto a las personas, ese es el punto- siguió.

-No, no es así- discutí- Lo hago presente: me gustas, ahora y vamos a resolver este caso, aunque sea lo último que hagamos.

Mastermind 💻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora