Capítulo 8

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No contestó nada, pero la note mirándome de una manera que no logré descifrar tampoco, hasta que habló.

-Tu ves el mundo blanco y negro, ¿verdad?

-¿A qué te refieres?- no entendía una sola palabra de lo que decía la mayor parte del tiempo tampoco.

-Eres de los que le tiene que caer bien a todos- empezó- Siempre te conformas con lo que hay. Cuando algo no sale como quieres, haces un escándalo de que eres un fracaso como persona. Sientes que todo lo que pasa tu alrededor, es para benfeciarte o perjudicarte a ti- explicó punto por punto- A nadie le importa, ¿sabes?

Me relamí los labios, casi con rabia. No porque tuviera razón, que no la tiene, para nada. Estaba cambiándome el tema, solo para decir estupideces, creyendo que sabía observar.

-No, no tiene nada que ver con eso- respondí.

-¿Ah no?- siguió desafiante.

-¡No!- exclamé- Y deja de psicoanalizarme- agregué- Solo quiero que establezcamos ciertos puntos para evitar problemas que nos hagan perder tiempo.

Suspiró.

-Está bien.

Gracias, algo es algo.

-Ok... Uno: trata de pedir más permiso, ¿puedes?

-¿Qué?- preguntó confundida.

-Entraste al auto forzando la entrada, por poco te metes a mi casa, te subiste a mi escritorio y me sacaste goma de mascar de la mano sin siquiera conocerme- enumeré, como si ya en mi cabeza estuviera la lista a mano.

-Wow, no vas a dejar ir lo del chicle, ¿eh?- contestó sarcástica. Saqué aire por la nariz- De acuerdo, está bien. Trataré de ser más...- pensó- políticamente correcta- asentí y volvió a hablar antes que yo lo hiciera- Dos: no hay que subestimar al otro.

Entendí que esa era para mí y lo admito. La subestimé y quizás no debí hacerlo.

-Muy bien. Lamento eso- contesté y ella asintió- Tres: Trata en la medida de lo posible no hablar con mis padres y yo tampoco hablaré con los tuyos- seguí, punto muy importante.

-¿Por qué?- soltó una risa- ¿No era que era tu compañera en un curso de lectura o algo así?

-Criminología- corregí- ¿Y ves? Es por esto- se lo hice notar- Ellos se meten bastante y ya si algo no cuadra, es raro. La excusa está como último recurso.

-Está bien- respondió y se quedó un rato callada- Cuatro: no hay ideas estúpidas o peligrosas- aseguró.

Suspiré. Lo estoy intentando de verdad, lo estoy intentando.

-Eh... de hecho, si, si las hay- discutí.

-Oliver...- me interrumpió antes de que siguiera- Eres un puto espía, va a haber momentos peligrosos y vas a tener que aceptarlo- argumentó- Renuncia, si quieres ¿Para que te metiste a esto, entonces?

Me metí en la autopista, aún sin responder a su pregunta, porque realmente no importa lo que le responda. Probablemente, crea que es una ridiculez mi porque. No necesito escucharlo de ella, no es la clase de persona que crea que es importante.

-De acuerdo, no hay ideas estúpidas o peligrosas. Pero... tenemos que estar los dos de acuerdo y escuchar y aceptar los puntos del otro- reformulé la regla.

-Muy bien... me gusta- respondió.

Ninguno más dijo nada, así que, supuse que era todo. Esas eran las reglas, espero ambos nos comprometemos a seguirlas.

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