Capítulo 45

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No voy a interrogar a mi mamá sin pruebas. Odio que esté sospechando de ella, pero no hay muchas explicaciones y necesito saber todo antes de preguntárselo. Sé que suena raro, pero estoy muy seguro de no me diría la verdad si se lo dijera y, también, sería admitir que estuve ahí ese día.

Ninguno de mis padres estaba cuando llegué de la escuela, como siempre. Así que, aproveché ese rato que tenía hasta que viniera Sarah, para investigar un poco. Aún no le he dicho nada.

Entré a su habitación y Ricky me siguió, mirándome confundido.

-No digas nada, ¿si?

Fui directo a su mesita de noche y abrí el primer cajón: nada, solo unos cargadores y auriculares. Abrí el segundo: maquillaje. Abrí el tercero: su tablet.

La saqué y la prendí. Esperé unos segundos y maldecí para mis adentros, porque tenía contraseña de números. La dejé en la cama y me fui hasta el vestidor, buscando alguna caja o algo por el estilo. Pero no, solo cajas de zapatos sin nada dentro.

Cabe aclarar, que es más difícil cuando buscas algo que no sabes que es. Algo raro intentaba encontrar, supongo.

Me rendí a seguir buscando, porque no hay otro lugar de la casa en donde pueda esconder algo.

Escuché a Ricky ladrar en el pasillo y me asomé desde el marco de la puerta, viéndolo mover la cola y bajar la cabeza al piso unas cuantas veces.

-¿Qué pasa, amigo?- me acerqué y lo acaricié.

Se movió un poco del lugar, se sentó y rasgó parte de la madera del piso, como si estuviera cavando un pozo.

Confundido, miré bien y me agaché en cuclillas para estar a su altura. Vi que una de la tablas, estaba más levantada que las demás, unos pocos milímetros, pero se notaba.

La levanté con la mano y salió con facilidad, dejándome ver varios papeles doblados. Los agarré y empecé a leer algunos. Todos eran sobre Mario y el robo del maletín.

Quise ponerme a prestar más atención, pero no podía, porque no comprendía como mi madre había tenido todo esto sin que nadie se enterara.

Sonó el timbre abajo y suspiré, sabiendo que era el momento de decírselo a Sarah. Me incorporé, dejando los papeles en el piso y bajé la escalera, abriendo la puerta.

-Hola- me dijo con la boca llena de papas fritas, asumí, ya que tenía una bolsa en la mano y su patineta debajo del brazo.

-Hola- le contesté- Tengo que mostrarte y decirte algo, ven sube- agregué con rapidez.

Dejó la patineta en el hall, cerró la puerta y me acompañó a arriba.

-¿Qué pasó?- preguntó, mientras levantaba los papeles del piso.

-Mi mamá desactivó la alarma en Rosè L'amour- solté y me miró muy sorprendida.

-¿Perdón?

-Me di cuenta, porque le vi una gaza en el brazo y, sé que esa persona cuando salió del sótano, se lastimó- respondí- Y lamento no habértelo dicho antes, la verdad no quería creerlo y quería descartarlo o confirmarlo antes de alarmarte con algo- me justifiqué- Así que, hoy me puse a investigar y encontré esto debajo del piso. Bueno... Ricky lo encontró- le extendí los papeles y miró a mi perro, antes de agarrarlos y leerlos vagamente.

-¿Tu mamá está investigando?- me preguntó.

-No lo sé- dije sincero- Espero sea eso y no algo peor- seguí- Es por eso que...- me iba a costar, pero había que hacerlo- Quería pedirte si podías hackear su tablet, tiene contraseña- sonreí.

Levantó la vista de los papeles y me devolvió el gesto, acercándose a mí.

-Oliver Twist, ¿en qué te has convertido?

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