Mastermind 💻

Capítulo 68

Un mes después, todo había terminado. Pero, por Dios, que complicado fue, se sintieron como años.

Cuando a Sarah le dieron el alta, decidimos hacer un informe y llevar el caso a la asociación. Hubo demasiada especulación y no nos creían del todo este "Mario es el verdadero villano en la historia".

Pero, no mucho después, la policía empezó a investigarlo de verdad, cuando Sarah contó lo que le pasó. Así que, eso nos ayudó a que nuestro caso sea más fuerte y no dudaron en continuar indagandolo.

Registraron su casa, sin encontrar el maletín y con Sarah queríamos morir. Para cuando estaban al borde de rechazarnos todo de una vez por todas, apareció una camioneta sospechosa en los radares de la policía, que solo daba vueltas en círculo sobre Pensilvania.

Lograron detenerla y... ahí estaba el bendito maletín. Resulta que Mario, obviamente, contrató a alguien para que se llevara toda esa información, pero que permaneciera en el área, por si acaso.

Y ese fue el último pedazo de evidencia que faltaba: el contrato de Rosè L'amour con Ralph como dueño.

Así, pudieron limpiar su nombre y procesar a Mario, eso aún sigue en pie, por cierto. Espero, termine pronto.

Fueron semanas y meses, focalizado en esta misión, en nada más realmente. Fue un verdadero estrés, pero valió tanto la pena.

Era momento de ir a buscar el premio. Así que, volví a bajarme del auto, para ir a ese edificio y entrar, esta vez, más feliz que nunca.

En la recepción, me encontré con Sarah, que no la he visto demasiado últimamente, solo algunos mensajes, así que, sonreímos e inmediatamente nos hicieron pasar a una oficina pequeña, de color blanco y gris con el Señor Hogger, el mismo que nos había dado la bienvenida en un primer momento.

Nos hizo sentarnos frente a él y sonrió.

-Bueno, chicos, felicidades- empezó- Han logrado superar esta misión de una manera impecable- abrió un cajón de su escritorio y sacó dos papeles- Aquí están los cheques. Veinticinco para cada uno- nos los extendió y los agarramos con entusiasmo.

-Gracias- agradecimos al mismo tiempo.

-Les llegará un mail con un diploma para descargar- informó- ¿Fue difícil trabajar juntos?- agregó.

Levantamos la cabeza e intercambiamos miradas, antes de volver a él.

-Para nada- contestamos al unísono.

-El algoritmo sabía lo que hacía- agregó Sarah asintiendo.

Quise soltar un risa, pero la reprimí.

-Me alegro mucho- respondió el Señor Hoggel- ¿Podríamos contar con ustedes si surge otra misión?- preguntó.

Volvimos a intercambiar una mirada y nos focalizamos en él para contestarle, pero le sonó el teléfono de su escritorio y levantó el dedo índice mientras lo atendía.

Asintió algunas veces y colgó.

-Chicos, me tengo que ir, pero fue un gusto- se levantó de la silla e imitamos su acción- Señor Thompson- me extendió la mano y se la estreché- Señorita Golden- hizo lo mismo con Sarah y nos acompañó hasta la salida, cerrando la puerta tras nosotros.

Caminamos hasta la puerta del edificio en silencio, pero nos detuvimos justo antes de salir, enfretándonos.

-Así que... ¿te vas a Nueva York?- solté nervioso.

-Me voy a Nueva York- asintió.

-¿Permanentemente?- insistí.

Como si no hubiera quedado claro, no quería que se fuera a ningún lado. Porque eso, significaría no poder besarla más, no poder estar junto a ella cuando se sienta mal, ni poder abrazarla. Es egoísta, pero es la verdad.

-No lo sé aún- respondió- Por ahora, estamos rentando un departamento mientras mi mamá se recupera y... veremos después- explicó. Asentí- No estamos tan lejos, puedes venir a visitarme cuando quieras- agregó al notar mi actitud.

-No quiero ahogarte con esto- dije- Estás con muchas cosas ahora.

-Gracias- sonrió- No quiero que dejemos de hablar- se apuró a aclarar.

-De acuerdo- le devolví el gesto.

Se acercó para abrazarme por el cuello y apoyó su cabeza en mi hombro. Le envolví la cintura y la apreté contra mi cuerpo.

Fueron varios segundos y se separó un poco para darme un beso en la mejilla.

-Hasta luego, Oliver Twist.