Capítulo 42

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-¿Qué crees que hacía Mario visitando a una vidente?- le pregunté a Sarah en la cola para entrar a la feria.

Resulta que Madame Krishka, trabajaba en una feria local en el norte, que estaba ubicada a unos metros del parque ecológico. He ido un par de veces y siempre me preguntaba que era todo ese espacio vacío al fondo. Aparentemente lo alquilan para esto una vez por año por unos meses.

Había stands con ilusionistas, juegos para ganar peluches y justamente, muchas videntes y tarotistas.

Tuve que dejar el auto bastante lejos y vinimos caminando.

-Como su futuro se arruinaba- adivinó Sarah- O, quizás, quieria comunicarse con alguien de su familia que haya muerto- siguió.

-¿Esas no son las medium?- pensé.

-Quiero creer, que hablar con fantasmas, está dentro del curso.

Unos minutos después, entramos finalmente a la feria y caminamos, buscando atentamente por las carpas, el nombre del lugar.

Y aún seguía pensando en lo que me había dicho Greg. Miraba a Sarah y no podía entender si me atraía o no. No podía estar seguro ¿Cómo no puedes saber tu mismo si te atrae alguien? Es tan absurdo.

Tampoco, podía dejar de pensar en la gran posibilidad, de que mi mamá, sea la persona que estaba el otro día en el edificio de Rosè L'amour. Aún no se lo he comentado a mi compañera.

-Aquí es- Sarah me agarró del brazo, haciendo que parara de caminar, quedando así, parados frente a una carpa color púrpura, con un cartel de madera con la leyenda: Madame Krishka "Tarot, clarividencia y astrología".

Ella se mandó primero, abriendo la cortina y yo la seguí. Entramos a un lugar bastante espacioso, pero con una simple mesa bajita con un mantel negro con media lunas blancas, una bola de cristal encima y junto a ella unas cartas. Había unos almohadones esparcidos por el piso y unos estantes con unos libros sobre astrología, cartas astrales, mándalas, etc.

Que ridiculez.

No creo en esas cosas, nunca lo hice. Me parece la estupidez más grande, que la alineación de las estrellas el día que naciste, tengan un efecto en tu personalidad. Ver el futuro me parece aún más ridículo, y que una persona que no te conozca sepa cosas de ti, me parece más aterrador que impresionante.

Mi nariz empezaba a picar por el olor a incienso y sahumerio ¿Cual era la necesidad de semejante cosa?

Detrás de otra cortina, apareció una chica, quizás de unos 25 años o menos, rubia y de ojos verdes, casi de mi altura. Tenía un short y un top dorado, con una remera transparente negra abajo, y un pañuelo también brillante en la cabeza.

Venía con unos mini platillos en las manos y se acercó primero a mí. Los chocó con suavidad frente a mi cara e hizo lo mismo con Sarah.

-Wow... cuanta... energía hay por aquí- soltó- Relájense un poco ¿Quieren un té o algo?

-No, gracias- respondió mi compañera.

-Muy bien- fue a sentarse de un lado de la mesita y dejó los platillos arriba de ella- Siéntense, por favor- sonrió.

Intercambiamos una mirada con Sarah y le hicimos caso, sentándonos frente a ella.

-Venimos...

-Shhh...- me interrumpió levantando la mano frente a mi cara y cerrando los ojos- Vienen por... problemas de pareja... ¡No!- gritó y me sobresalté un poco. Esta chica está loca- Problemas en la cama...- abrió los ojos y miró a Sarah asintiendo- No acaba, ¿verdad?

-Venimos a preguntarte sobre Mario L'eruie- aclaré antes de que siguiera intentando adivinar temas que ponían incómodo.

Me miró confundida.

-Sabemos que estuvo aquí hace unos días- siguió Sarah- Queríamos saber porque vino.

-Soy su hija- respondió con mucha naturalidad- Y no, nadie lo sabe. Nunca fue realmente un padre, que digamos. Solo me manda dinero y con eso está bien.

Mario tenía una hija.

-Ok...- proceso mí compañera- ¿Para qué vino a verte de la nada?

-Me envió un email, diciendo que necesitaba saber donde estaba la hija de Ralph- contestó- Y como no se lo respondí, vino para acá.

-¿Ralph tiene una hija?- preguntó Sarah igual de sorprendida que yo.

Madame Krishka asintió, alzando las cejas.

-¿Sabes quién es?- insistí.

Pensó.

-Ni idea- dijo finalmente- No sé porque él creía que yo lo sabia- siguió- Debe tener que ver con ese maletín que le robaron- se encogió de hombros- No podría importarme menos- agregó y sonrió- Ahora... ¿Quieren que les lea las cartas?

-No... Pero- Sarah se levantó del piso- Gracias, nos diste información.... interesante- atravesó la cortina y salió afuera.

Hice lo mismo.

-Gracias- dije antes de irme.

-Oye...- me detuvo- Hacen linda pareja.

-No somos pareja- aclaré.

-Si, si. Deja de decir tonterías.

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