-¿Qué estás haciendo aquí?- apenas terminó de abrir la puerta, cuando habló bastante molesta.
-¿Podemos hablar?- pregunté apenado. Me ponía triste que estemos en esa situación- Por favor- insistí.
-Creí que me querías fuera de tu vida- respondió, cruzándose de brazos.
-¿En serio estás molesta tu conmigo?
-El chico que me gusta, me dijo que no quería verme nunca más y me gritó, cuando se enteró que mi padre estaba desaparecido- explicó y me quedé helado, nada más con la primer parte de la frase. Le gusto también ¿Qué?- Dolió- aclaró.
-Lo sé- me apuré a decir y me acerqué a ella- Vine aquí a disculparme por eso, pero tienes que entenderme, Sarah- seguí- Confío en ti, de verdad. Pero... fue mucha información y...
Me interrumpió con un abrazo. Envolvió mi cuerpo con sus brazos y se quedó apoyada sobre mi pecho con fuerza. Se lo devolví, sintiéndome aliviado.
-También lo siento, Oliver Twist- me contestó. Se separó un poco, solo para mirarme a los ojos- Yo no sabía si podía confiar en ti y... cuando lo hice, no sabía como decírtelo.
Sonreí.
-¿Estamos bien?- pregunté y asintió, devolviéndole el gesto- ¿Pudiste decodificar las fotos o...
-No- se separó de mí y entró a la casa otra vez, dejando la puerta abierta.
Lo tomé como una señal de que pasara, así que lo hice y cerré tras de mí.
Lo primero que percibí, fue un olor a alcohol impresionante. Vi un pequeño living con un sofá, con una botella de cerveza derramada. Una mesa ratona con revistas rotas y dos botellas de vodka vacías y el televisor prendido.
En el fondo, había una pequeña barra que separaba la cocina: la cual era un horno, un microondas y algunos platos y vasos en el lavabo.
Todo era blanco y beige.
-¿Por qué no?- pregunté.
-Porque mi decodificador está en tu casa, ¿recuerdas?- respondió y se fue por un pasillo.
-Ay, por Dios- la seguí- Lo siento.
Se metió a la primer habitación.
-Está bien- dijo- Seguro no iba a ser de utilidad, necesito otro programa para sacar una imagen.
Se corrió el pelo de la cara algo estresada y se sentó en su cama. Yo solo vi la habitación desde el marco de la puerta.
Era tan ella. Nunca me la puse a imaginar, pero si lo hubiera hecho, así sería. Pequeña, un poco desordenada y en tonos oscuros. Tenía la cama desecha en el medio de la habitación, sin mesa de noche, posters un poco despegados y un escritorio lleno de cuadernos, su laptop y otras cosas que no tenía idea de que eran, "cosas de hackers", supongo.
-¿Tu mamá?- pregunté entrando.
-Fue al mercado- asentí- O sea, está fumando marihuana barata con sus amigos, los traficantes de droga.
Jamás la había visto así, pero por fin lo entendí: Sarah estaba rota.
-¿Quieres que me quede?- me acerqué más.
-En serio no tienes que hacerlo- negó- No me molesta estar sola.
Dudando, pero lo hice, me senté junto a ella en la cama y suspiré antes de hablar.
-Podemos estar solos juntos.
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Mastermind 💻
Боевик¿Y si te digo que nada fue un accidente? Oliver, un chico tímido, pero increíblemente inteligente, siempre que lee una novela de misterio sabe perfectamente quien es el culpable después de la página 6, muy responsable y amable. Se le dan muy bien es...