El día en que nos enamoramos - Parte 1 Zoisite

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- Me alegra mucho volver a verte Mercury – Menciono el caballero con una alegre sonrisa – Estuve pensando estos días que lugar te resultaría atractivo visitar y solo se me ocurre uno, pero antes tendrás que confiar en mí y cerrar los ojos- dijo mientras volteaba a ver a la chica.

Mercury al escucharlo inmediatamente y con seguridad cerró los ojos – Estoy segura que me encantará- decía sonriendo.

El caballero la tomo de la mano e ingreso con ella al interior del palacio, subieron unas escaleras y recorrieron un pasillo corto, frente a ellos se encontraba una enorme puerta hermosamente decorada; Zoisite con la mano libre la abrió sin mayor problema e ingresaron. Tras de sí Mercury escucho la puerta cerrarse a sus espaldas.

- Hemos llegado, ahora ya puedes abrir los ojos... despacio, hay demasiada luz – dijo con voz suave el caballero

Mercury al escucharlo comenzó abrir lentamente sus ojos, lo primero que vislumbro fue un enorme ventanal idéntico al que la cegó en su primer visita.

- ¿Y bien? ¿Te gusta? – Pregunto alegremente el chico y con enorme expectación

La chica volteo a su alrededor y miro algo que la dejo deslumbrada, cientos... miles de libros se erguían de piso a techo.

- ¡Es Increíble! – Gritó, visiblemente feliz y con los ojos resplandecientes no podía dejar de mirar todo el salón – Lo siento, no debí gritar- dijo ligeramente apenada – Es solo que estoy emocionada – finalizó con voz discreta

- No te preocupes, no hay nadie más aquí – Dijo sonriendo el chico y en voz alta – Es la biblioteca del palacio

- ¿Estás seguro que podemos permanecer aquí?

- ¡Claro! Aquí solo vengo yo y Endymion... y quizás Jadeite en contadas ocasiones.

- Nunca había visto tantos libros juntos, podría quedarme aquí por años – Dijo sonriente la guardiana.

Al ver su reacción, Zoisite no hizo más que sonreír – Espérame aquí, aparte unos libros que creo serán de tu interés- dijo mientras subía las escaleras para llegar a la parte superior de la biblioteca.

- Espero sean igual de interesantes que el que me lleve- Grito sonriendo

Afuera de la biblioteca 2 guardias hacían rondín y escucharon la voz de la chica, sin dudarlo entraron para averiguar a quien pertenecía aquella voz, al abrir la puerta encontraron a la chica de pie frente a ellos quien al verlos quedo paralizada.

- ¿Quién eres y que haces en este lugar? – Gritaron enfurecidos al notar que la ropa de la chica no era habitual en los humanos.

- Y-yo... musito - ¿Y ahora qué hago? No puedo usar mis poderes en contra de civiles y menos en humanos – Pensaba sumamente nerviosa

- ¡RESPONDE! –Gritaron mientras dirigían sus espadas a la chica

- ¿Nadie les ha dicho que no se debe gritar en una biblioteca? – Se escuchó desde lo alto, en tono serio y molesto.

Al escuchar esto, los soldados subieron su mirada y vieron al caballero en el barandal mirando todo el alboroto, de un salto Zoisite bajo y se posiciono al lado de la chica.

- ¡G-General Zoisite! N-no sabíamos que usted se encontraba en este lugar – Dijo uno de los nerviosos soldados.

-¿Tampoco les han enseñado que es de pésima educación apuntar a una dama con la espada?- Dijo con voz gélida y mirada enfurecida

Mercury poso su vista en el molesto caballero, algo sorprendida ya que nunca creyó que alguien con un rostro tan delicado pudiera poner esa clase de expresiones tan duras, sin duda era algo temible de mirar, quizás si esa mirada fuera de algún enemigo si podría intimidarla pero por alguna extraña razón podía sentirse segura a su lado.

- L-lo sentimos, creímos que era una intrusa- Menciono un asustado guardia al tiempo que ambos bajaban sus espadas.

- Esta dama es mi acompañante... una invitada importante del reino. Lárguense ahora mismo y... nadie debe saber de su presencia en el palacio ¿entendieron? – Dijo de forma ruda con una mirada asesina.

- C-claro General, nosotros nos retiramos – Esbozo uno de los asustados guardias mientras se dirigían a la salida.

Con un semblante más calmado Zoisite se volvió a Mercury, con algo de vergüenza y decepción – Lo lamento, no creí que hubieran problemas, lamento si este percance te hizo sentir incomoda. Lamentablemente no podremos quedarnos más tiempo, pero podemos llevar los libros al jardín- finalizo esbozando una ligera sonrisa

Con una ligera pero genuina sonrisa Mercury le respondio – Creo que sería un gran plan.

El chico sonrió de forma seria pero aún se notaba la molestia en su semblante, de forma instintiva Mercury puso su mano en la mejilla del chico, el cual al sentir la mano de Mercury se sorprendió alzando ligeramente el rostro.

- L-lo siento, no quise incomodarte – Dijo mientras retiraba su mano del rostro del chico- ¿Por qué hice eso? – pensó

- No lo hiciste, solo me tomo por sorpresa – Dijo algo confundido el chico

- Creo que no me gusto el semblante que tenías, te ves mejor cuando sonríes... tampoco me gustó que te metieras en problemas por mi culpa, quizás no sea muy fuerte pero puedo defenderme sin necesidad de usar la fuerza física – Dijo calmadamente la chica.

- Te equivocas...

- ¿Eh? – dijo la chica con una mueca de confusión

- Eres fuerte, si puedes defenderte sin usar la fuerza física significa que eres fuerte; así que no lo dudes nunca.

La chica al oír esas palabras lo miró fijamente completamente enrojecida, por su parte él la miraba con ternura y ella quedó completamente embelesada.

- N-no sabía que te gustaban los libros – musito con un hilo de voz la guardiana intentando salir de esa situación comprometedora.

- Me gusta aprender – respondía el chico mientras tomaba de la mano a la chica y salían del lugar, debajo de su otro brazo llevaba un par de libros – He estado en el palacio desde que tengo memoria –con algo de vergüenza en su voz prosiguió- hay lugares que solo he visto una sola vez y que me han maravillado y solo a través de los libros puedo rememorarlos.

- ¿Cómo cuál? – pregunto con inocencia la chica

- Como el mar, quizás por eso me gusten tus ojos... me recuerdan mucho la tonalidad del mar... ambos son hermosos –mientras se sonrojaba- y agradables de ver- dijo mientras volteaba a ver a la chica que lo miraba atónita.

El al mirarla noto el brillo que provocaban los rayos del sol, le pareció simplemente encantadora por lo que tuvo que voltear su rostro completamente enrojecido al lado contrario en un esfuerzo por intentar no ser descubierto.

- Zoisite... me agradas, me agradas mucho – dijo Mercury mientras con su mano tomaba la mejilla del chico para girar su rostro hacia ella –No sé cómo explicarlo pero, siento una gran conexión contigo desde el día en que nos conocimos – dijo - ¿Por qué le digo esto? Yo no suelo ser así- pensó- Honestamente no sé de donde saco valor para decirte esto, no suelo ser tan sentimental.

Al mirarla nuevamente notó que ella, al igual que él estaba completamente enrojecida.

- ¿Cómo alguien tan fuerte puede provocar en mi esa necesidad de protección? – Susurro al tiempo en que tomaba con su mano el rostro de la chica - ¿Cómo alguien a quién acabo de conocer puede estar todo el día en mi mente? – Continuaba diciendo en voz baja mientras acercaba su rostro al de la chica.

- Yo también me he preguntado esto último... estos días – respondió con voz suave la senshi sin poner resistencia al acercamiento que estaba sucediendo y cerrando lentamente los ojos.

Los labios del caballero se posaron en la comisura de la boca de la chica, rozando ligeramente sus labios a los de ella.

PredestinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora