Días felices e inicio del fin

101 10 0
                                    

Los días felices después del baile no se hicieron esperar; las visitas de las chicas a la Tierra eran más frecuentes y más emotivas, los chicos se esmeraban en encontrar lugares alejados y solitarios para estar con ellas lejos de los ojos y lenguas de personas mal intencionadas; sabían que debían esperar a que la Tierra formara parte de la Alianza Lunar y posteriormente anunciar el compromiso entre los príncipes, lo cual no sabían en realidad cuanto tiempo tomaría, hasta entonces debían ocultar sus relaciones con las senshi; sin duda aún faltaría mucho para ello.

Al igual que siempre Venus y Kunzite eran quienes se mantenían al lado de sus príncipes haciendo guardia, aunque la pareja real solía pasar un tiempo relativamente desapercibido para ellos, en gran parte para darles algo de privacidad pero también por su propio romance que comenzaba a desarrollarse.

En sus llegadas siempre eran recibidas por los apuestos generales y el príncipe; Venus no dudaba en correr y saltar al cuello de Kunzite para besarlo, sin duda ella era la más efusiva. Júpiter solo corría a abrazar a Nephrite, adoraba sentir el pecho firme del general mientras sus manos jugueteaban por su espalda. En el caso de Mercury y Mars, siempre eran Zoisite y Jadeite quienes se acercaban a ellas; Zoisite sabía que Mercury era naturalmente tímida aún frente a sus compañeras por lo que solo la saludaba con un tierno beso en la mejilla o la frente, los besos apasionados siempre estaban lejos de las miradas de los demás; en cuanto a Mars, Jadeite había entendido que era una mujer cautelosa y discreta, todos sabían que eran pareja pero a ella le incomodaban las demostraciones de afecto demasiado efusivas frente a otros, más aún frente a sus compañeras por lo que Jadeite siempre le besaba la mano, en respuesta ella acariciaba la mejilla de su compañero.

Los príncipes no podían estar más felices, las personas que más amaban habían encontrado el amor entre ellos, eran simplemente felices ahora que no tenían prohibidas sus visitas a la Tierra ni ellos a la Luna.

Las visitas a la Luna eran breves y siempre por las noches, no había muchos lugares a donde ir pero se compensaba con el hecho de que ellas eran las únicas guardianas del castillo por lo que la privacidad estaba asegurada. A los generales les encantaba la vista del firmamento Lunar, ver la Tierra desde tan lejos era electrizante, se miraba tan cerca pero ellos no habían estado tan lejos de ella al mismo tiempo; los templos que fungían como habitaciones de las senshi eran increíblemente grandes y cada una con un jardín privado, justo ahí es donde cada pareja parecía pasar más tiempo durante sus visitas.

Ninguno de ellos podría creer en tener mayor felicidad, solo el saber que en algún momento podrían estar juntos siempre y nunca más en las sombras, protegiendo a sus príncipes que se convertirían en reyes les daba la paciencia que necesitaban.

- Luna, Artemis... las explosiones del sol son cada vez peores, siento una energía maligna emanar de ellos... además han aparecido manchas oscuras sobre su superficie, me temo que esto es un problema grave... tengo un mal presentimiento – Menciono con preocupación la reina

- Su Majestad, ¿Ha tenido algún reporte de esas anomalías por parte de algún otro planeta de la Alianza? – Preguntó Luna

- Sailor Mercury ha regresado a su planeta para observar más de cerca este fenómeno, ellos cuentan con mayor tecnología para monitorear esas ondas y descubrir hacia donde se dirigen, dijo que regresaría tan pronto tuviera las lecturas – Contesto la reina

- Su cercanía al sol revelará la razón de esas anomalías su Majestad, no debe preocuparse por eso... seguramente no será nada grave- Respondió Artemis

- En verdad eso espero, pero tengo un mal presentimiento.

Pasaron algunos días antes de que Mercury regresara al lado de la reina, esta decidió que todas las senshi y la princesa estuvieran presentes para el reporte.

PredestinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora