Piezas perdidas - Parte 3 Soichiro/Zoisite

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Una mujer iba rumbo a su casa cargando bolsas con víveres, a una calle antes de llegar pudo ver a un chico de cabello largo dando vuelta. Los ojos de la mujer se abrieron como platos, pensó que tal vez estaba alucinando, no era la primera vez que pensaba ver llegar a su hijo sin embargo esta vez lo sintió tan real que de la impresión soltó ambas bolsas, todos los artículos rodaron por el piso haciendo ruido ocasionando que el chico volteara hacia ella.

- ¿Soi-chan?... ¿Eres tú? – Pregunto la mujer casi en un murmullo

- ¡Mamá! – Grito mientras corría hacia la mujer

Ella también corría hacia él olvidándose por completo de los artículos en el piso, lo abrazó fuertemente para asegurarse de que era real y no una alucinación.

- Soi-chan... sabía que volverías – Dijo llorando la mujer mientras se aferraba al cuerpo del chico - ¿Dónde estuviste estos años?

- Sera mejor que vayamos a casa, creo que tenemos mucho de qué hablar – Decía mientras se soltaba del abrazo de la mujer y se disponía a ir a recoger las cosas que se habían caído.

En casa la mujer preparó el plato que sabía que era el preferido del chico mientras él le platicaba que fue secuestrado por el conductor del taxi y que seguramente fue golpeado porque no recordaba nada más hasta que finalmente recupero la memoria y fue como regreso a casa. La mujer estaba tan feliz que no presto atención a las inconsistencias del relato.

- Llame a papá y a Azumi, no tardarán en llegar – Dijo la mujer en la cocina

Efectivamente en menos de una hora el hombre y la chica llegaron a casa, tras una larga y efusiva bienvenida se sentaron a comer juntos. Aunque su madre no había hecho más preguntas o pedido más detalles de su desaparición y regreso, su padre y su hermana mayor si lo hicieron pero decidió evadir esas preguntas argumentando lagunas mentales y agotamiento mental.

- Cuando te recuperes un poco deberías llamar a Akemi, ella aún no sabe que has regresado... se pondrá feliz – Dijo la mujer mayor

- Lo haré... solo quisiera descansar un poco – Respondió el chico

- ¡Claro! Toma un baño y ve a dormir... tu habitación sigue tal como la dejaste.

Una vez en su habitación intento manifestar algo de sus poderes pero no logro hacerlo – Supongo que volví a ser un humano normal – Dijo Soichiro

Más tarde como había prometido llamo a la mayor de sus hermanas que se encontraba en Italia, la empresa en la que trabajaba abrió una sucursal en aquel país y ella fue enviada allá. Al terminar la llamada volvió a su habitación. Estaba muy feliz de regresar con su familia pero también culpable de haberlos dejado, sobre todo porque en ese tiempo había hecho cosas de las cuales se avergonzaba, se preguntaba si realmente merecía la familia amorosa que tenía en esta vida. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho que tocaban a su puerta.

- ¿Soi-chan?... ¿Puedo entrar? – Dijo Azumi

- Claro, pasa

La chica abrió la puerta para ingresar y la cerró tras de sí.

- ¿Necesitas algo? – Pregunto el chico

- Pensaba en dormir contigo como cuando éramos niños ¿recuerdas?... Creo que extrañaba nuestra rutina nocturna, por cierto ¿Ya hablaste con Akemi? – Decía la chica mientras se sentaba tras de él y comenzaba a cepillar el largo cabello de su hermano menor.

- Si, no hace mucho termine la llamada... tuve que rogarle que no tomará un avión, aunque no dudo que de todas formar lo haga.

- Extrañaba peinar tu cabello, que bueno que no lo cortaste estos años... lo sigues conservando exactamente igual, veo que también perforaste tus oídos.

Soichiro se pudo nervioso ante las observaciones que le hacia su hermana, algo que tampoco pasó desapercibido.

- Soi-chan... si quieres hablar puedes hacerlo, no voy a juzgarte ni tampoco le diré nada a nuestros padres... sabes que puedes confiar en mí.

El chico solo enmudeció, su hermana lo conocía bastante bien aun con la diferencia de 6 años que se llevaban eran bastante cercanos.

- En verdad, no lo recuerdo – Dijo apenado, sabía que ella sabía que mentía pero no quería presionarlo.

- Esta bien, te creo si dices que no lo recuerdas... lo importante es que por fin has regresado a casa, te extrañamos mucho Soi-chan, recuerda que yo estaré dispuesta siempre a escucharte si algún día logras recordar – Dijo tiernamente mientras trenzaba el cabello de su hermano.

- Odio que trences mi cabello, parezco niña – Dijo en un intento por cambiar el tema

- Lo sé... pero siempre has parecido niña de cualquier forma, considéralo como una venganza por tenernos preocupados por ti... volverás a ser mi muñeca – Dijo sonriendo la chica

- Por cierto, mamá me contó que vas a casarte en unos meses ¿es cierto?

- Así es... no lo conoces aunque indirectamente fuiste tú quien nos presentó

El chico se giró para mirarla desconcertado – No entiendo, ¿Cómo podría yo haber hecho eso si acabo de regresar?- respondió Soichiro

- Que raro que esto no te lo comentara mamá pero desde el día en que desapareciste decidió levantar la denuncia y ahí lo conocí, Kenji es el investigador que asignaron tu caso – Respondió sonrojada

- Por lo menos mi desaparición trajo algo bueno – Dijo sarcásticamente

- ¡No digas tonterías! Hubiera preferido que no desaparecieras nunca... sé que de cualquier forma Kenji y yo nos habríamos encontrado, quizás no lo entiendas pero... es casi como si estuviéramos predestinados a estar juntos, es una conexión única... casi como un vínculo – Dijo la chica ruborizada

- Creo que puedo entenderte – Dijo el chico recordando a Mercury

- ¿Eh?... No me digas que... ¿estás enamorado de alguien Soi-chan? – Dijo burlonamente la chica.

- C-claro que no... quise decir que me da gusto verte tan feliz, no recuerdo verte más feliz que ahora – Dijo sonrojado

La chica lo miro con dulzura – Así es, ahora que estás en casa soy completamente feliz... respecto a Kenji también me hace muy feliz, espero que algún día también experimentes esa clase de amor puro y profundo.

- S-sí, supongo que sería lindo – Dijo nuevamente recordando a Mercury – Creo que estoy agotado, vamos a dormir.

- Espero que no ronques igual que siempre... por eso deje de venir. Por cierto, estoy feliz que vayas a estar presente en mi boda.

- Yo también.

PredestinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora