Piezas perdidas - Parte 1 Naoki/Nephrite

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Una vez que se recobró por completo miro a su alrededor, a un lado de él se encontraban los tres chicos quienes comenzaban a recobrar poco a poco el conocimiento, una vez que se recuperaron quedaron asombrados de regresar al lugar donde los habían llevado al ser secuestrados.

- ¿Cómo es posible que estemos aquí? – Dijo Soichiro

- ¿Cuánto tiempo ha pasado?... Solo recuerdo ver a Mamoru mientras el mal atacaba su cuerpo, después no recuerdo más – Se preguntó Naoki

- Esto es muy extraño... comienzo a recordar todo... ¿Cómo pudimos caer nuevamente? – Dijo Jun decepcionado.

- Si, ahora recuerdo todo... la vida pasada en el reino dorado y de esta también – Añadió Kamui visiblemente apenado.

Al escuchar esto Naoki se levando rápidamente, recordaba lo que estaba a punto de hacer antes de que el anciano lo secuestrara.

- Necesito ir al hospital... no puedo quedarme más tiempo, lo siento – Dijo alterado mientras sacaba un papel y anotaba algo – Este es el número del administrador del edificio donde vivo, espero que siga siendo el mismo. También está mi dirección, pueden llamarme si sucede algo – Y salió corriendo después.

- Bien, primero debemos investigar qué fecha es – Dijo Kamui mientras sacaba de su pantalón dos tarjetas de presentación – Ahí aparece el número de mi oficina y de mi departamento, si no logran contactarme nos veremos aquí en dos días... no intenten contactarse con Mamoru ni con ninguna de las senshi ¿Entendieron?

Los dos jóvenes afirmaron con la cabeza.

Naoki se dirigió rápidamente al hospital donde se encontraba su madre internada, lamentablemente ella había fallecido durante el tiempo que él estuvo ausente, desconsolado se dirigió al departamento donde vivía. En el camino iba culpándose de su debilidad, esa debilidad le había arrebatado cosas sumamente importantes en dos ocasiones. Llego al edificio e intento abrir su departamento pero la puerta no cedió, sin saber que hacer cayó derrotado a un lado de la puerta, antes de soltarse a llorar escucho una voz familiar.

- Naoki-kun ¿Eres tú?

La voz provenía de un anciano; este era Tanaka-san, el administrador del edificio y quién de acuerdo a las enfermeras fue quien cuidaba de su madre y quién finalmente se hizo cargo de ella al momento de morir.

- Tanaka-san...

- Diablos muchacho ¿Dónde has estado todo este tiempo? – Dijo seriamente

- N-no lo sé, no lo recuerdo... solo sé que fui secuestrado cuando me dirigía al hospital y de pronto recuperé la memoria – Mintió, era más fácil decirle eso que explicarle la verdad, de cualquier forma no estaba seguro que el anciano lo creyera o peor aún, que lo creyera y le reprochara que él fue uno de los causantes de la maldad en la ciudad.

- Ya veo – Dijo compasivamente el anciano mientras se dirigía hacia él – Debió ser un golpe duro enterarte de lo que paso con Kaoru-san... no te culpes muchacho, desde que llegaste de Canadá a cuidar de tu madre sabías que ella ya estaba muy enferma... si duró más es porque realmente tenía fe en que volverías, por eso me dejo encargado del departamento... ella sabía que volverías.

Esto hizo que finalmente se rompiera y se soltará a llorar, el anciano solo le dio unas ligeras palmaditas para intentar consolarlo hasta que él pudiera desahogarse.

- Toma – Dijo dándole las llaves correctas cuando vio que el chico se tranquilizó – Este departamento fue de tus padres y ahora te pertenece, solo cambie las cerraduras pero todo está como cuando aún estaba Kaoru-san, de cierta forma es un alivio que ya seas mayor de edad... supongo que estará bien que vivas solo.

Efectivamente, en el hospital se enteró que ya habían pasado casí tres años desde que había sido secuestrado por Beryl, su madre tenía poco menos de un año que había fallecido.

- Le estoy muy agradecido Tanaka-san, en el hospital me informaron que fue usted quién se hizo cargo de mi madre... yo le pagaré todo lo que hizo por ella y lo que gasto

- No es necesario muchacho, tu sabes que Kaoru-san fue una gran amiga... la mejor paga es que hayas vuelto, sé que si no hubiera sido por algo grave no te habrías ausentado, por cierto ella me dejo una cuenta donde te dejo algo de dinero... ella de verdad tenía razón, tu ibas a regresar.

- Muchas gracias Tanaka-san... en verdad no sabe cuánto le agradezco

- Por cierto, ella está en el cementerio de XXXX, sería bueno que vayas a visitarla... le daría mucho gusto que vayas a verla... te dejo para que descanses, seguro fue un día complicado – Decía mientras se alejaba

- ¡Tanaka-san! Perdón que lo moleste pero ¿aún conserva su mismo número telefónico?... En el hospital hice algunos amigos y les di su número para que pudieran contactarme... Si llegarán a llamar ¿Podría informarme?

- Claro que si muchacho, sigue siendo el mismo número... si llegan a llamar te avisare – Y finalmente se alejó.

Naoki abrió el departamento, todo parecía en orden y se notaba que el anciano le había dado cierto mantenimiento pero aun así sintió que el aroma lo ahogaba por lo que decidió abrir la ventana.

- Supongo que este es mi castigo por mi debilidad – Dijo suspirando mientras sacaba un cigarro.

Al día siguiente se dirigió al cementerio a visitar a su madre, llevo algunas flores, incienso y una pequeña ofrenda; se quedó el tiempo suficiente como para que el incienso se consumiera por completo. Saliendo de ahí se dirigió al banco para gestionar la cuenta que le había dejado su madre, no era una cantidad enorme de dinero pero si lo suficiente como para mantenerse un par de años hasta terminar su carrera en Japón o regresar a Canadá donde se encontraba estudiando antes de que su madre enfermara. De cualquier forma estaba pensando en encontrar un trabajo en lo que decidía regresar a América o quedarse en Japón.

Sentía que ya nada lo ataba en Japón, si habían regresado a la vida él quería pasarla lo más tranquilo posible, pagar de alguna forma todo el daño que había ocasionado... este tiempo noto que ya no poseía poderes especiales, por fin volvía a ser un humano normal.

Eso creía mientras entraba a una cafetería, el proceso de ir al cementerio y al banco lo habían dejado agotado tanto física como emocionalmente, eligió una mesa frente a la ventana del local. Miraba a la gente yendo y viniendo sin realmente prestarles atención hasta que la vio en el puesto de flores frente a la cafetería.

Esa chica era notablemente alta a comparación de otras chicas, ese cabello marrón atado en una coleta, a la distancia noto sus ojos esmeraldas.

- ¡Júpiter! – pensó al tiempo que la veía pagar por unas rosas.

Salió corriendo del local y atravesó la calle rápidamente, pero ella ya se había perdido entre la gente que pasaba por la calle. Confundido regreso a su departamento, en la entrada lo esperaba Tanaka-san.

- Naoki-kun, llamo uno de tus amigos – Dijo mientras le daba un papel con el recado

- Devuelve la llamada al XXX-XXX-XXX ahí puedes localizarme, necesitamos reunirnos. Kamui -

PredestinaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora