𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid

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❝ I'll be 87 you'll be 89
I look at you like the stars that shine ❞

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— Hay dos cuerpos, William y Helen Di Marco — señaló Morgan mientras el equipo entraba en aquella casa de Baltimore — Jubilados, vivieron aquí treinta y siete años, sin hijos.

Emma miraba aquellas paredes con detenimiento, era la perfecta representación de “vamos a la casa de tus abuelos”. Olía como el hogar de dos personas mayores, estaba decorado con varios souvenirs, fotografías, la mueblería era vieja estaba cuidada con cariño. Una simple casa de los suburbios de la ciudad como para que se haya reportado un doble homicidio.

— La vecina reportó un hombre blanco de entre veinte y cuarenta años huyendo de la escena del crimen — siguió relatando Morgan — Y dijo que estaba intoxicado.

Todos comenzaron a subir hacia el segundo piso, donde se encontraba la escena.

— Las opiniones de los testigos a menudo no son confiables — respondió la rubia.

Hotch asintió de acuerdo — Parece un doble homicidio estándar ¿Qué hacemos aquí?

Cuando Emma entró en aquella recamara, entendió que aquel homicidio no tenía nada de estándar, y la sangre manchando y masacrando cada rincón de ese lugar se lo decía.

— La brutalidad. — Morgan responde a la pregunta de Hotch — Helen DiMarco fue encontrada aquí atada a la silla frente al tocador. No se defendió, tenía marcas de ligaduras en las muñecas y una laceración de oreja a oreja.

— Parece arterial — apuntó Ella mirando hacia el cielo raso — Probablemente la carótida. Murió enseguida.

— Pues menos mal… — susurró Emma para sí, aunque todos la escucharon y todos estuvieron de acuerdo.

— Su esposo William estaba en la ducha, pero no tuvo tanta suerte — negó Morgan y todos lo siguieron hasta allí, la rubia dio un paso atrás al ver la cantidad de sangre salpicada — Marcas de ligaduras en muñecas tobillos y una larga laceración en el abdomen, en ambas capas del músculo.

— Es típico de la conducta desorganizada, evisceración — aportó Spencer.

— No creo que esto sea solamente un crimen desorganizado — difirió la rubia.

— Coincido, pese a la sangre esta escena del crimen muestra orden, método, control — enumeró Ella — Diría que es muy organizado.

— También había evidencia de tortura en el esposo — señaló Morgan dirigiendose especificamente a su jefe — Quemaduras, contusiones, laceraciones. Lo que imaginas se lo hizo.

Emma había tenido una teoría muy fuerte desde que había puesto un pie en aquella habitación, y mientras más datos soltaba Morgan más convencida estaba.

— Si la tortura es su firma, su metodología suele ser única — atribuyó Spencer — Una persona que quema a alguien no usa un cuchillo.