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just between us I remember it all too well







Dos días. Dos días donde los dolores de cabeza no habían cesado, que las sienes a Spencer lo estaban matando y que la imagen de su hijo haciéndole la ley del hielo rompía su corazón más y más.

No recordaba la última vez que Oliver lo había mirado con una sonrisa…

— ¡Papá! ¡Me salió!

El genio rió feliz al ver lo emocionado que Oliver estaba por haber podido tocar aquel complejo de notas en el piano qué tenían en la sala de aquella casa.
Pensar que estaba tan solo cerca de los tres años y que había conseguido lo ponía inmensamente feliz. Su hijo era un genio.

— ¿Podemos practicar para mostrarle a mamá cuando llegue? — preguntó el pequeño.

Spencer asintió y pasaron la tarde juntos tratando de que Ollie aprendiera la canción completa en el piano, o bueno, la mayor parte de la tarde, porque a mitad de aquella sesión de piano, la cabeza comenzó a molestarle.

El niño se detuvo al verlo tomar ambas manos y llevarlas a su cabeza mientras un gruñido de dolor salía de él — ¿Pa?

— E-estoy bien, Ollie, sigue tocando… — pidió como pudo, y el niño, aunque asustado, siguió. El ruido definitivamente no hizo mejor a Spencer, por lo que él genio salió de aquella habitación en un salto, corriendo al baño por una pastilla para la migraña, maldiciendo por lo bajo — Mierda…

No supo cuánto tiempo estuvo en el baño de la planta alta pensando en que no podía ser, que él no podía estar sufriendo los primeros síntomas qué recordaba su madre tenía, solo supo que salió de su mente cuando la puerta del baño fue golpeada, y de repente se percató que no había sonido en la casa.

— ¿Papá? ¿Estás bien?

Abrió aquella puerta para encontrarse con un Oliver con el semblante asustado, así que se agachó a su lado y asintió, sintiendo cómo los pequeños brazos de su hijo lo abrazaban, y este dejaba un beso en su frente.

— ¿Y eso porque fue? — preguntó con una sonrisa.

Esa sonrisa fue devuelta por el menor de los Reid con una mayor — Para que no te sientas mal…

Spencer rió cuando la ternura fue demasiada — Oh, muchas gracias Doctor Ollie.


(...)


— ¡Oliver por favor con cuidado! — gritó asustado.

El niño solo lo saludó desde aquella rama del árbol con una sonrisa. — ¡Mírame papá! ¡Mírame!

El genio sostenía el lugar donde se encontraba su corazón con una mano, como si eso ayudara a calmar el terror al ver a su hijo trepar los árboles como si nada.

Sabía que era parte normal de la niñez, y a diferencia de él, Ollie amaba los deportes, amaba estar en movimiento,pero eso no evitaba el que sintiera qué le estaba a punto de agarrar un paro cardíaco cada vez que a él menor se le ocurría alguna de sus locuras.

— ¡Papi sube conmigo!

Spencer Reid jamás se imaginó a sí mismo escalando un árbol, es decir, no lo había hecho de niño, tampoco se veía haciéndolo de adulto.

El problema era que ahora tenía un hijo, y uno hace lo que sea por sus hijos.

Oliver lo alentaba desde aquella rama donde estaba sentado mientras el subía con dificultad y la respiración agitada — Eso es papi, tú puedes…

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora