𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid

° 08 °

❝ In this hospital grey, we'll just disappear ❞

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— ¿Estás bien? — preguntó el castaño.

Emma miraba aquel porche de la casa donde toda una familia asesina, ese era el nuevo caso en el que trabajaban.

— Hace dos semanas nos mudamos a una casa como esta, Spence — respondió ella, sintiendo escalofríos al ver todos aquellos regalos en señal de lamento — Solo me gustaba la idea de pensar que Ollie puede vivir en un lugar con verde, una linda casa donde nada le pase, donde pueda jugar con Ronan, donde el peligro no llega, pero ver esto… Me hace pensar que podríamos ser nosotros en cualquier momento.

— Lo sé. También tuve esa sensación — asintió él, usando su brazo libre para abrazarla — Pero no seremos nosotros, y Ollie está bien, en la guardería y con Garcia teniendo órdenes de visitarlo en el horario del almuerzo.

— Te extrañamos este fin de semana — señaló ella, y él sonrió al escucharla hablar en plural — ¿Te gustó el seminario?

— Fue fantástico — asintió emocionado —- He podido recolectar muchísima información acerca de la materia cerebral y el funcionamiento de esta que ya quiero agregarla a mis investigaciones.

— Suerte para ti, ahora tienes toda una nueva oficina en la casa — señaló la rubia porque era cierto. Su nuevo hogar no solo tenía un lindo patio donde su hijo podía jugar, sino también tres habitaciones, una, la cual se había vuelto la oficina de ambos (aunque era más de Spencer), dos baños, una sala, un comedor y una cocina abierta que era la parte favorita de Emma — Y puede que Ollie y yo la hayamos decorado un poco cuando te fuiste.

— ¿Terminaste de desempacar mientras no estaba? — preguntó él, y ella asintió — Emma, te dije que podía hacerlo.

— Oye estaba aburrida y ya había hecho todas las actividades aptas para un bebé posibles así que decidí ayudarte — ella se encogió de hombros — Además, puede que ahora solo uses una muleta pero todavía no deberías hacer fuerza.

— Bien, mujer maravilla, gracias. — aceptó él — ¿Ollie también ayudó? Me odia así que me cuesta creerlo.

— Ja, ja, ja, tu hijo no te odia, deja de decir eso porque no es cierto, solo le gusta causarte dolor a veces — defendió ella y el castaño rodó los ojos, sabiendo que no obtendría su afirmación — Además mira, hizo unos dibujos para ti.

El castaño sonrió ante las fotos que ella le mostraba. Su oficina estaba lista, y en el medio de ella, estaba aquel corral con su hijo dibujando con unas pinturas qué le habían comprado y con las cuales su hijo de ahora ocho meses estaba fascinado.

Solo eran garabatos, pero él ya sabía que iba a comprar un par de marcos para colgarlas, eso si Emma no lo había hecho ya.

— Lo amo. — afirmó él desde lo más profundo de su ser — Lo extrañé mucho este fin de semana.

Ella asintió, porque era mutuo, Oliver lloró ambas noches para dormirse, y estaba segura que eso se debía al notar que la presencia de Spencer faltaba en la casa — Bien, entonces terminemos este caso rápido así vamos a casa.

(...)

— Si este ignoto está copiando al zorro — apuntó Morgan cuando estuvieron reunidos en la oficina de la policía de la ciudad una vez que dejaron aquella escena — Debemos perfilarlo como al zorro.

— Karl Arnold trabajó como asistente de un psicólogo ¿No? — les preguntó Rossi.

Después de que Garcia descubriera que Karl Arnold había mandado cartas diciendo “mira lo que hice” y que el modus operandi de estos nuevos asesinatos encajaba con el suyo, Hotch y Emily estaban yendo a entrevistarlo, mientras que ellos se quedaban para seguir con la información.