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❝ I feel so high school every
time I look at you ❞








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— ¿En serio no me dirás?

— No.

— Pero… Emma.

— No te diré su nombre, Garcia — negó la rubia mientras miraba aquella vidriera — Y sé que tu no buscaras la forma de encontrarlo porque estarías rompiendo nuestra amistad y yo dejaría de hablarte para siempre y no quieres eso.

La analista bufó pero asintió, disconforme. — Solo quiero saber quien es el misterioso chico que hace feliz a mi mejor amiga — explicó haciendo un puchero — Y el porque no me dijiste nada, estoy muy ofendida.

— Penny…

— No, las mejores amigas confían en la otra y de repente me entero que estás viendo a alguien porque Morgan me pidió usar todos mis dotes para saber quien es — relató la analista, apuntándole con el dedo de manera acusatoria — Y es injusto, yo te cuento todo…

— Penelope, no voy a mentirte — la rubia menor tomó su mano y las guió a ambas a una de los bancos más cercanos que había en aquella peatonal donde se encontraban paseando — Después de lo de Leo yo… necesito que esto sea solo mio por un tiempo, necesito volver a confiar en que me pueden querer por quien soy sin sentir la presión que inevitablemente voy a sentir cuando las personas a quien considero mi familia se enteren.

— Oh, Emma — automáticamente la analista se sintió mal al ver la tristeza en los ojos de la chica, y la abrazó — Prometo no romper esa privacidad y esperar a que estés lista, pero debo decirte… Eres fácil de querer. Se que Leo te hizo pensar lo contrario pero no es así, Emma.

Penélope sabía de primera mano el daño permanente que aquel hombre le había hecho a su amiga, lo insegura que ella era consigo misma desde que estuvo con él. Sabía que debía darle tiempo, aunque se moría por saber quién era el que se había ganado el corazón de Emma, porque sabía que su amiga no era fácil de enamorar.

— Gracias, Penny — agradeció la rubia, abrazando más a su amiga — ¿Qué sería de mí vida sin ti?

— Aaaw mi pequeña — se enterneció la analista y comenzaron a caminar otra vez  — Vamos, debemos seguir gastando nuestro recién pagado salario en tonterías… ¿Debemos llamar a Reid e invitarlo?

Pero el rostro de la castaña ensombreció — No.

La analista se detuvo apenas la escuchó, encarnó una ceja intrigada — ¿Tú no queriendo pasar tiempo con Reid? ¿Qué sucedió?

— No sucedió nada —  negó la rubia, porque no podía decirle que Spencer le hizo una escena de celos la noche que salvaron a Nathan sin que Penelope comience a atar los hilos — Solo nos peleamos, lo mismo de siempre.

— Pero hacía rato no peleaban — apuntó la otra rubia, pensando en lo sonrientes que habían estado estos últimos dos meses — ¿Qué pasó para que volvieran a pelear?

— Nada — respondió la más joven — Spencer tiene un coeficiente intelectual de ciento ochenta y siete pero sigue siendo un hombre. Dijo algo estúpido así que me enoje, le dije que me pida disculpas y como ninguno es capaz de ceder estaremos así hasta que el se disculpe o en su defecto que a alguno de los dos le pase algo.

— ¡Emma no digas esas tonterías! — reprendió la mayor a lo que ella rió — Supongo que ya lo resolverán… Sonará loco pero hasta extrañaba sus peleas.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora