° 09 °

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❝ I've been spending the last eight months
Thinking all love ever does is break and burn and end
But on a Wednesday in a café
I watched it begin again ❞


🤍◦ ✨ . . ✒️ ೃ࿔ 📜 • ༄












— Oiga.

Aquel hombre, que Emma no hacia mucho mayor que ella, se giró, sosteniendo con una mano la persiana del local de la librería a la que ella siempre iba.

— ¿Puedo ayudarla en algo? — preguntó el muchacho sin nombre, y ella se sorprendió de lo gruesa que era su voz y de aquel acento británico.

— Eem… Estoy buscando al señor Thomas — explicó, nerviosa — Bueno, hablamos ayer por la tarde y me dijo que tenía preparado para mi un libro que creía iba a gustarme ¿Se encuentra aquí? Porque es raro que no esté.

El semblante de aquel chico se había vuelto bastante sombrío, y ella desconfío. Aquel bibliotecario que ella conocía jamás en el mundo dejaría que su tienda la cerrara otra persona que no fuera él.

— ¿Tú eres Emma Winslet? ¿Cierto? — preguntó el chico, a lo que ella asintió, confundida — Mi padre hablaba mucho de ti… Soy James Graham.

— Un gusto, James — saludó ella, con una sonrisa que aquel chico respondió — ¿Cómo sabes mi nombre?

— Oh, si… Un libro con tu nombre estaba en el recibidor — explicó, y cerró aquella persiana, con Emma observándolo aún, porque quería respuestas — Yo… ¿Eras muy unida a mi padre?

— Claro, él es genial — asintió con una sonrisa, pero esta se borró al ver la mueca en el rostro del chico y el cómo agachaba la cabeza — ¿Hay algún problema?

— Creo que deberías sentarte — aconsejó el muchacho. Emma conocía de sobra esa frase, ella había estudiado esa frase, ella había dicho esa frase. Así y todo no hizo que las siguientes palabras fueran menos duras — Mi padre falleció esta madrugada…

Se llevó ambas manos a su boca cuando ésta se abrió en una forma de dejar salir una exclamación, y pronto sintió sus ojos aguarse. El muchacho señaló la banca al ver tal reacción, y a ella no le quedó otra que aceptar, porque no se sentía demasiado estable como para estar de pie.

— Dios ¿Cómo…

— No sufrió — negó el chico de cabellos castaños, y Emma pudo notar como sus ojos verdes estaban apagados — Los doctores dijeron que se fue mientras dormía, que no lo sintió…

— Lo siento muchísimo — respondió, ella era pequeña cuando había perdido a su madre, así que, aunque fue distinto, se podía llegar a imaginar el dolor que aquellos ojos contenían — Lamento que tuvieras que, ya sabes, revivirlo para contarme.

El negó, y Emma sacó un pañuelo descartable, cuando vio las lágrimas salir de sus ojos.

— De todas formas tenía que buscarte — habló él, y ella lo miró, extrañada — Mi padre había dejado todo preparado, el siempre decía que el día que se muera quería tener todo resuelto… Ha pedido que estés en su funeral, y apareces en su testamento.

La rubia estaba sin habla, observando a aquel muchacho de ojos verdes, con algunos tatuajes debajo de aquella camisa blanca y un cabello castaño que brillaba. No podía creer en sus palabras. Ella quería mucho a aquel hombre, pero no compartieron mucho más que todos los días que iba a aquella librería.

Que sí, que se podía, había periodos que iba todos los días, y que tenía una receta de galletas específicamente creadas para aquel hombre porque había dicho la primera vez que le llevó que se habían convertido en sus favoritas, pero aparecer en el testamento… Le parecía que no era digna de aquello.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora