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❝ Tell me that it's not my fault ❞



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Era un día bastante soleado, pero no hacía calor, de hecho, debías ponerte una capa para cubrir los brazos porque el viento era bastante refrescante.

Emma observaba la vida pasar desde la ventana del departamento mientras se acomodaba aquella blusa, suspirando, y supo que era tiempo de seguir adelante.

Subió rápido a la habitación qué compartía con el castaño, y comenzó a preparar aquel bolso que siempre tenían que llevar cada vez que salían, con todo lo necesario para su hijo.

Una vez todo listo, tomó un vistazo a la ropa que usaría Spencer ese día, dejándola en el baño para agilizarle las cosas al castaño, que seguía dormido con su bebito encima, ya que él encontró una técnica de masajes que lograban calmar lo irritado que estaba Ollie últimamente debido a que sus dientes comenzaron a salir.

Al final de la madrugada, padre e hijo cayeron exhaustos, con Ollie resguardandose entre el pecho y el cuello del mayor, y Spencer cubriendo prácticamente toda su espalda con su mano.

Cuando la alarma sonó, despertó al más pequeño, que no estaba a gusto, así que ella lo tomó rápidamente de un dormido y desorientado Spencer, tratando de calmarlo.

— ¿Ya es la hora? — se quejó el castaño, levantándose de aquella cama para ver a una Emma completamente preparada, meciendo a su hijo mientras esté lloraba — ¿Ya estás vestida?

— No podía dormir — explicó ella y él asintió,  tomando las muletas que había al lado de la cama para levantarse — Te deje tu ropa en el baño, con todo lo que necesitas, y también hice el desayuno.

— Gracias, eres la mejor — asintió el castaño, desviándose de su camino original lo justo para dejar un beso en su frente — Estás hermosa ¿Quieres que te ayude a preparar el bolso para la guardería?

— Ya lo hice.

— ¿Y a Ollie?

— Lo prepararé mientras te duchas, vamos algo cortos de tiempo y quiero hablar con los trabajadores allí para asegurarme de que está en el lugar correcto.

Spencer asintió, y volvió a su camino original para tomar una ducha y asearse. 

Sonrió en grande al ver lo que lo esperó afuera.

Emma exclamó emocionada al verlo tan sorprendido mientras mostraba el nuevo atuendo de su hijo — ¡Tara!

— ¿Cómo hiciste para comprar ropa igual a la mía? — preguntó emocionado mientras veía que su hijo era una mini copia de él, incluso tenía el mismo abrigo. — Esta ropa no estaba en su armario.

— Fue una pequeña sorpresa — explicó ella con inocencia, riendo cuando su hijo prácticamente intentaba comer su mejilla — Es que Ollie quería dar una buena impresión en su primer día y mostrarle a todos que está orgulloso de su padre.

— Tu solo me halagas porque te sientes culpable por seguir comprándole ropa pese a que no tenemos más lugar para guardarla — apuntó el castaño, riendo cuando ella se hizo la desentendida, y se apresuró a dejar un beso rápido en sus labios — Me encanta.

— Son mis perfiladores favoritos.

Estando en muletas, tuvo que ser ella quien condujera hasta el trabajo, y una vez que la carriola estuvo bien colocada en el asiento trasero, Spencer tomó lugar al lado de esta para asegurarse de que Ollie estuviera bien, y ella tomó las riendas del auto para ir a la uac.


𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora