° 19 °

1K 206 67
                                    

❝ Take me home where we met so many years before
We'll rock our babies on that very front porch
After all this time, you and I ❞

🤍◦ ✨ . . ✒️ ೃ࿔ 📜 • ༄



— JJ ese no es el punto — se quejó Emily.

— Claro que es el punto. — interrumpió Emma.

— ¿Vas a llamarlo? — preguntó la rubia mayor en apoyo.

Era noche de chicas. Emma agradeció que Spencer se quedará con Ollie esa noche mientras ella y el resto de las mujeres de la unidad decidían tener una buena cena y una noche de muchos chismes, alcohol y botanas.

Ambas rubias sonrieron al ver a la pelinegra dudando.

— Quizás…

— ¡Emily! — se quejaron ambas.

La pelinegra las observó desconcertada — Mick Rawson es arrogante, promiscuo, egocéntrico…

— Ardiente, británico con un acento sexy y un arma. — finalizó JJ por ella, riéndose — Es tu tipo.

— En defensa de Emily mi último intento de relación con un británico terminó en secuestro — apuntó Emma, a lo que la pelinegra la apuntó dándole la razón — Pero esto es diferente. Aunque a veces ni yo te entiendo, Emms, sin ofender.

La pelinegra negó — Nuestra relación no iría a ningún lado, chicas.

— Tu no sabes eso — discutió JJ — Will y yo lo hicimos funcionar.

— Conozco nuestros horarios — apuntó la pelinegra como si fuera obvio.

— Oye si JJ y Will pudieron, ustedes también — apuntó Emma dando un sorbo a su café.

— No sé… — Emily estaba por hablar cuando, de repente, se detuvieron frente a una Garcia que estaba llena de bolsas — O no.

— Lo sé, lo sé. — cortó la rubia (ahora pelirroja)  de lentes cuando las tres la observaban con mirada desaprobatoria allí en medio de la acera — No me digan nada. Pero cuando vean que hay aquí y no es mi culpa, ellos me atrajeron, lo juro, y estaba todo en rebaja y pensándolo bien ayudó a la economía. Que es más de lo que puedo hacer por ustedes porque no tienen bolsas.

— Si. — asintió JJ acostumbrada a las cosas que hacía la analista — Por favor dime que todo eso no es para mi hijo.

— Ni para el mío — asintió Emma — La habitación de Ollie ya no tiene más lugar para guardar cosas.

— No lo son.

— Bien.

— Este es para Kevin. — señaló la bolsa más pequeña.

Emily se rió ante el rostro desconsolado de ambas rubias.

— ¿Qué? Es mi deber como madrina de ambos consentirlos — se defendió Garcia — Y con Ollie siendo un genio y Henry teniendo edad suficiente para divertirse abriendo regalos, lo tenía que hacer. No los devolveré. Emily, dame mi café y nadie saldrá herido.

La pelinegra le pasó aquel vaso qué habían comprado — Caramelo macchiato, semi-descafeinado, grande, sin grasa y sin crema batida.

— Muy bien, y próxima parada, el paraíso.

El teléfono de JJ sonó, y las tres mujeres suspiraron.

— Esperen y… olvidenlo — negó la rubia mayor mientras tecleaba su teléfono — Hay que ir a la UAC, chicas.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora