° 17 °

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❝They shook their heads
Saying, "God help her"
When I told 'em he's my man
But your good Lord didn't need to
Lift a finger, I can fix him
No, really, I can
WOAH
- maybe I can't.

❞🤍◦ ✨ . . ✒️ ೃ࿔ 📜 • ༄







La situación empeoraba día a día.

Todos en la unidad sabían que algo pasaba con ambos.

Todos.

Ninguno dijo nada.

- Oye, Emma esta noche pensaba en salir a cenar ¿Quieres venir conmigo? - preguntó Emily una vez que estuvo frente al escritorio de la chica.

Emily Prentiss había notado las ojeras debajo de aquel maquillaje, su lento caminar y como sus brazos otra vez volvían a perder peso.
No había que ser perfilador para saber qué estaba pasando un mal momento.

- Oh, Emily gracias pero no puedo - negó la chica,cortésmente - Estaré buscando departamento...

- ¿Te mudas? - preguntó la pelinegra, confundida.

Emma asintió.

Si se quedaba un segundo más en aquella vivienda iba a morirse de tristeza. Ese era su hogar con Spencer.
Todavía había días donde encontraba algún suéter que le había robado al castaño, o guardado en el ropero, su sombrero de vaquero por el cual ella siempre lo cargaba...
No podía quedarse allí, era como estar en una casa rodeada de demonios que buscaban consumir su llama de vida día a día.

Morgan y ella aprovecharian el tiempo libre e irían a buscar casa por algunos vecindarios que ya había marcado como buenos.

- No sabía que te mudarías - habló Spencer, buscando la mirada de la rubia.

No se hablaban desde el incidente en el hospital. Ella lo había llevado a su departamento y se quedó todo aquel día a su lado, cerciorándose de que estuviera bien, pero luego de eso... Simplemente se alejó.

La entendía. De hecho, si ella no lo hubiera hecho, Spencer seguramente iba a terminar su relación con ella solamente para evitarlo el disgusto de estar con un drogadicto.

Spencer ni siquiera podía mirarla a los ojos.

Era mirarla a la distancia y pensar en la familia que habían podido crear si nada hubiera pasado, si él hubiera sido cuidadoso.

Era mirarla sabiendo que él había sido responsable de quitarle a Emma uno de sus más grandes sueños.

Era mirarla sabiendo que la había roto.

Y dolía. Dolía demasiado. Ellos estuvieron tan cerca de tenerlo todo y ahora la veía irse de su vida como si fuera una simple extraña por la que su corazón latía con rapidez cada vez que cruzaban miradas o la escuchaba reír.

- Oh, si... Creo que sería lo mejor - explicó ella mientras seguía con la vista en uno de los expedientes que debían llenar ese día - Ya sabes, un nuevo comienzo para ambos.

- Yo no quiero que te vayas - negó, y escuchó aquel suspiro entrecortado saliendo de aquellos labios que conocía bien - Y amabas aquel lugar.

- Pues ahora lo odio. - sentenció la rubia con dureza - Así que voy a mudarme.

El asintió, y no dijo otra palabra.

Así eran sus días ahora.

La única vez que Emma le habló por decisión propia fue para avisarle que se había cambiado el nombre de su hijo en la placa.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora