𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid

° 03 °

❝ I was so ahead of the curve, the curve became a sphere
Fell behind on my classmates, and I ended up here
Pouring out my heart to a stranger
But I didn't pour the whiskey
I just wanted you to know
That this is me trying ❞

🤍◦ ✨ . . ✒️ ೃ࿔ 📜 • ༄

Actualidad...

— ¡Ja! — rió la castaña cuando vio a su mentor ganarle a Spencer otra vez en su juego de ajedrez — Volviste a perder…

El castaño tenía el semblante fruncido, y decidió hacer lo que en su relación con Emma se consideraba bastante maduro. Le sacó la lengua cruzado de brazos sin que nadie más que ella lo viera.

— ¿Es enserio, Spencer? — se quejó la chica — Mi primo de diez años es más maduro.

— ¿Qué? — preguntó con condescendencia — Si, de eso estoy seguro, bully.

— Nerd.

— Rubia hueca.

— Cuatro ojos.

— Reid, Winslet o dejan de pelear o estarán fuera del próximo caso — Jason pasó por en medio de los escritorios sólo para brindarles una mirada reprobatoria — Y lo digo en serio esta vez.

— ¿Cuándo será el día en que su relación no se base en pelear? — preguntó Morgan, quien tenía el escritorio frente a los más pequeños.

— Es divertido — se defendió el castaño — Emma sabe que solo es en juego.

— Claro que lo es — afirmo la rubia — Aunque no lo parezca yo soy amiga de este tonto.

Morgan negó con la cabeza mientras intentaba descifrar esa dinámica de duo caótico que ambos jóvenes tenían, Y Elle, la reciente incorporación al grupo, se acercó al moreno observando como ahora hablaba como si nada pasara.

— ¿Ellos son así siempre? — pregunto en un susurro.

— Vete acostumbrando para poder diferenciar las peleas falsas de las verdaderas — afirmó Morgan, suspirando mientras los señalaba — Hoy están teniendo un buen día.

— Pero ¿No es malo tener a dos personas que están constantemente peleando en el mismo equipo?

— A pesar de las peleas reales, que creeme son menos de lo que parece, estos dos son parte esencial del trabajo — respondió Morgan, observando como ambos chicos se ponían a jugar ajedrez — Y no tendremos a uno sin el otro, son como siameses.

— Es raro — sentenció la agente.

— Te acostumbras, además, son adorables.

— Oi eso, no somos adorables — se quejó la rubia mientras movía su alfil derecho — Jaque.

— ¿¡Pero!? ¿¡Cómo!? — se quejó el castaño, observando el tablero sin importarle la conversación externa.

— Son la amistad mas linda de este lugar, rubia, por mas que tu quieras convencerte de lo contrario — respondió Morgan.

Ella rodó los ojos pero sonrió, muy en el fondo de su corazón, pensaba igual. Era su turno de mover las piezas del tablero, y sonrió cuando vio su oportunidad.