—[Pedri]—
—Buenos días rubiesito– pasó por su lado susurrándole cerca del oído, era consciente que eran las 7 de la mañana y que Gavi el ni siquiera había desayunado, lo cual para la mayoría significaría peligro pero no me importaba picarlo.
Me sentí satisfecho al ver la reacción de Gavi ante mi provocación. Sabía que había logrado irritarlo, aunque fuera solo un poco. Continué mi camino hacia donde estaban mis amigos, dejando atrás a Gavi murmurando entre dientes. Para mí, era un buen comienzo de la mañana.
Al llegar junto a mis compañeros, compartí una risa con ellos, disfrutando del ambiente relajado antes del entrenamiento. Escuchaba de fondo los comentarios de Gavi quejándose, pero decidí no prestarle más atención. Sabía que mi compañero estaba molesto, pero eso solo me motivaba más a seguir con mis pequeñas bromas.
Continué charlando con mis amigos, disfrutando del ambiente relajado antes del entrenamiento. A pesar de la tensión entre Gavi y yo, me sentía cómodo entre mis compañeros de equipo. Si bien nuestras diferencias podían generar fricción, sabía que todos estábamos unidos por un objetivo común: representar a nuestra selección con orgullo y determinación.
Mientras compartíamos risas y bromas, no pude evitar notar la mirada furtiva de Gavi desde el otro lado de la habitación. Parecía estar planeando alguna forma de devolverme la jugada. Sonreí para mis adentros, anticipando el próximo intercambio de provocaciones entre nosotros.
A medida que nos preparábamos para el día de entrenamiento que nos esperaba, sentí una mezcla de emoción y determinación. Sabía que tendríamos que trabajar juntos en el campo, a pesar de nuestras diferencias. Estaba dispuesto a dejar de lado las rivalidades y concentrarme en dar lo mejor de mí por el bien del equipo.
Al llegar al campo de entrenamiento, el ambiente estaba cargado de energía y anticipación. Los jugadores se estiraban y calentaban, listos para comenzar la sesión de entrenamiento. Gavi y yo nos encontramos en el campo, intercambiando miradas ocasionales mientras nos preparamos para los ejercicios.
Durante los primeros minutos del entrenamiento, mantuvimos una distancia prudente el uno del otro, concentrados en nuestras propias tareas. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Gavi decidiera responder a mi provocación matutina. Tirándome un balón que no pude recibir bien.
—¿Qué pasa, Pedri? ¿Demasiado temprano para ti? —bromeó Gavi, acercándose a mí con una sonrisa traviesa en el rostro.
No pude evitar sonreír ante su intento de provocarme. Aunque nuestras interacciones podían ser tensas a veces, también tenía que admitir que disfrutaba del juego de palabras y la competencia amistosa entre nosotros.
—Nunca es demasiado temprano para lidiar contigo, Gavi —respondí con una risa, devolviéndole la broma. No pude evitar guiñarle el ojo.
Durante el resto del entrenamiento, Gavi y yo continuamos intercambiando comentarios y bromas, manteniendo el ambiente ligero y animado a pesar de la intensidad del trabajo en el campo. Poco a poco sus compañeros dejaron de echarle miradas preocupadas cuando vieron que ambos estábamos más que todo jugando.
Al final del entrenamiento, un comentario de su parte hizo que ambos nos riéramos a carcajadas, conscientes de que nuestra rivalidad en el campo era solo una pequeña parte de lo que significaba ser parte de un equipo. Aunque aún teníamos nuestras diferencias, sabíamos que estábamos unidos por un objetivo común: ganar por España y representar a nuestro país con orgullo en cada partido.
Mientras regresábamos al vestuario, sentí una sensación de satisfacción por haber podido mantener el ambiente ligero a pesar de la tensión inicial con Gavi. Sabía que nuestras bromas y provocaciones eran parte del juego y no había resentimientos reales entre nosotros o al menos eso esperaba.
Al llegar al vestuario, mis compañeros de equipo me felicitaron por mi actitud positiva durante el entrenamiento. Sabía que mi comportamiento había contribuido a crear un ambiente de camaradería y compañerismo entre nosotros. Incluso Gavi, que seguía mostrando una expresión de molestia e ignorándome de vez en cuando, parecía relajarse un poco al ver que todo estaba en buen espíritu.
Después del entrenamiento, nos reunimos en la sala de estar del hotel para relajarnos y compartir algunas risas antes de la cena. A medida que conversábamos alguien sacó la play, como no los primeros en jugar terminamos siendo el y yo sentí que la rivalidad entre Gavi y yo se hacía fuerte de nuevo un momento un poco más.
—¡Me cago en la puta!– exclamó Pablo cuando le eche otro gol en el FIFA
—Eh ¿con esa boca me besas?– digo con sarcasmo levantando las cejas
—Que te jodan– dijo sentándose de nuevo pero esta vez con un sonrojo en su rostro
El tiempo siguió y termine ganándole, otros compañeros lograron jugar, antes que nos llamaran para cenar.
Y al final del día, mientras me preparaba para descansar, reflexioné sobre la jornada y me di cuenta de que la rivalidad entre Gavi y yo era solo una pequeña parte de nuestra relación como compañeros de equipo. Aunque nuestras diferencias podrían generar fricción, también podían unirnos y fortalecernos como equipo.
Con una sonrisa en el rostro, me acosté en la cama, listo para enfrentar los desafíos que el siguiente día nos traería. Sabía que, con el apoyo de mis compañeros de equipo, estábamos listos para enfrentar cualquier cosa que se interpusiera en nuestro camino hacia la victoria.
Dest 🪷.
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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]
Fanfiction¿Y si Pedri realmente hubiese quedado en esas pruebas para el Real Madrid? Pablo hubiese ascendido una temporada antes al primer equipo. Ambos en equipos contraeos y si bien el canario tiene la fascinación por el club azulgrana. El sevillano no pare...