—[Pedri]—
Después de todo lo que habíamos pasado, era difícil imaginar un momento en el que pudiéramos sentarnos y hablar del futuro sin sentir el peso del mundo sobre nuestros hombros. Pero, ahí estábamos, en una tarde tranquila, solos en casa, hablando de algo que, en cualquier otra situación, parecería un sueño imposible: tener un hijo.
Todo comenzó con una conversación casual, mientras Gavi y yo estábamos tirados en el sofá. Teníamos un par de días libres antes del próximo partido y habíamos decidido no hacer nada en particular, simplemente disfrutar de la compañía del otro. Él estaba recostado sobre mí, con su cabeza en mi pecho, y yo jugueteaba con su cabello, enredando mis dedos entre sus rizos mientras veía cómo el sol se filtraba por la ventana. En algún momento, mientras hablábamos de todo y de nada, solté la idea, casi sin pensarlo.
—Pablo… se que ya lo hemos hablado pero...—dije, rompiendo el silencio con una suavidad que casi me sorprendió—, ¿alguna vez has pensado en cómo sería tener un hijo?
Gavi levantó la cabeza y me miró, sus ojos buscaban los míos con esa mezcla de sorpresa y curiosidad que siempre me había gustado en él. Se quedó en silencio un momento, como si estuviera procesando lo que acababa de decir, y luego asintió lentamente.
—Sí, claro que lo he pensado… —respondió, aunque había un matiz de duda en su voz—. Pero, ¿de verdad crees que estamos listos para eso?
No estaba seguro de si estábamos listos. ¿Cómo podríamos estarlo después de todo lo que habíamos vivido? Pero, mientras lo miraba, supe que lo que sentía era real, y que este era el siguiente paso para nosotros. Acaricié su mejilla con mi mano libre y asentí.
—No lo sé —admití—, pero siento que es algo que ambos queremos. Algo que necesitamos para seguir adelante. Hemos enfrentado tanto, Pablo… Quiero que tengamos algo que sea solo nuestro, algo hermoso.
Gavi se quedó en silencio, bajando la mirada hacia su mano donde el anillo de casados brillaba con la luz del sol. Sabía que la idea lo asustaba tanto como a mí, pero también sabía que la quería tanto como yo. Después de todo lo que habíamos pasado, la idea de traer un hijo al mundo era algo que se sentía como un bálsamo, una manera de sanar y construir algo nuevo, algo nuestro.
—Sí, yo también lo quiero —murmuró, y alzó la vista para encontrarse con la mía otra vez—. Pero, ¿cómo lo hacemos, Pedri? El proceso… no será fácil.
—Nada de esto ha sido fácil —le respondí, apretando su mano—, pero no tiene que ser fácil para que sea correcto.
Así empezó todo. Los días siguientes fueron una mezcla de emociones, desde la emoción de planear nuestro futuro, hasta el miedo y la incertidumbre que venía con cada paso que dábamos. Investigamos sobre las opciones disponibles, desde la adopción hasta la subrogación, y cada decisión se sentía monumental, como si estuviera esculpiendo el futuro en piedra.
Una tarde, mientras discutíamos los nombres que nos gustaban, Gavi rompió a reír cuando sugerí uno que a él le parecía demasiado anticuado.
—¿En serio quieres que nuestro hijo se llame Leopoldo? —se burló, con esa risa que siempre lograba hacerme sonreír.
—¡Era solo una idea! —me defendí, riendo con él—. Vale, entonces, ¿cuál es tu propuesta, señorito moderno?
—No lo sé… algo más simple. —Se puso a pensar, frunciendo el ceño—. ¿Qué tal Lukas? Es un nombre fuerte, sencillo… y es bonito.
—Lukas… —repetí, probándolo en voz alta—. Me gusta.
Fue en esos pequeños momentos, entre las discusiones sobre nombres y la decoración de la habitación del bebé, cuando me di cuenta de lo importante que esto era para nosotros. Estábamos construyendo algo hermoso, un nuevo capítulo en nuestras vidas que, aunque aún lleno de incertidumbre, se sentía como el camino correcto.
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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]
Fanfiction¿Y si Pedri realmente hubiese quedado en esas pruebas para el Real Madrid? Pablo hubiese ascendido una temporada antes al primer equipo. Ambos en equipos contraeos y si bien el canario tiene la fascinación por el club azulgrana. El sevillano no pare...