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—[Gavi]—

La euforia en el vestuario era contagiosa. Habíamos ganado el primer partido del Mundial y el ambiente estaba lleno de gritos de alegría y felicitaciones. Mis compañeros me rodeaban, dándome palmadas en la espalda y riendo. Pero a pesar de la victoria, mi mente estaba en otra parte. Pensaba en Pedri y en lo que había pasado entre nosotros.

Me escabullí de todo el jaleo cuando lo vi apartado —¿Estás bien?— pregunté, parándome a su lado.

Pedri estaba concentrado en su móvil, editando algo. Pude ver que estaba poniendo mi dedicación de gol como su fondo de pantalla. Mi corazón se encogió al ver eso, sabiendo cuánto significaba para él.

—Pedri... —empecé a decir, pero él levantó la vista, interrumpiéndome.

—Estoy bien, Pablo. Solo... solo necesitaba un momento para procesar todo —respondió, tratando de sonreír.

Sentí la urgencia de aclarar las cosas, de hablar de lo que realmente importaba. Tomé una respiración profunda y decidí ser honesto.

—Pedri, tenemos que hablar. No podemos seguir con esta tensión entre nosotros. Sé que te ha molestado mi cercanía con Fermín, y lo entiendo. No era mi intención hacerte sentir menos importante.

Pedri guardó su móvil y me miró directamente a los ojos.

—No es solo Fermín, Pablo. Es el hecho de que me sentí desplazado. Sé que tienes una historia con él, pero también tenemos una historia tú y yo. Y me duele sentir que te alejas.

Asentí, comprendiendo el peso de sus palabras.

—Lo sé. Y lamento haberte hecho sentir así. Prometo que seré más consciente de tus sentimientos y que hablaremos más. No quiero que esto nos afecte más.

Pedri se acercó y me dio un ligero empujón en el hombro, con una sonrisa más sincera.

—Tampoco yo quiero que esto nos afecte. Somos un equipo, Pablo. Dentro y fuera del campo. Y podemos superar esto.

Nos abrazamos, un abrazo lleno de promesas y comprensión. Un paso hacia la reconciliación. Mi cabeza quedó en su cuello y sentí los leves besos que dejaba en mi cabello.

—Vamos a ir avanzando a pasitos de tortuga pero volveremos, te lo prometo.— dijo como lo último

—🌱—

Regresamos a dentro, donde el ambiente seguía siendo festivo. Los chicos nos recibieron con sonrisas y más felicitaciones. Me sentí más ligero, como si un peso se hubiera levantado de mis hombros. Sabía que aún teníamos mucho que hablar y resolver, pero este era un buen comienzo.

Esa noche, en la habitación, me sentí más en paz. Me acosté, pensando en el partido y en la conversación con Pedri. Sabía que nuestro camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a esforzarme. Estábamos en el Mundial, y teníamos un objetivo claro. Pero también tenía un objetivo personal: fortalecer mi relación con Pedri y asegurarme de que ambos estuviéramos bien, dentro y fuera del campo.

Cerré los ojos, permitiéndome finalmente descansar. El camino por delante era largo, pero estaba listo para enfrentarlo, con Pedri a mi lado.

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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora