-6-

758 38 8
                                    


—[Pedri]—

Los días previos a la eliminación de España de la Eurocopa fueron una montaña rusa de emociones, la tensión en el equipo era palpable. Pero lo que más me sorprendió fueron los roces entre Gavi y yo, especialmente después de una entrevista que dio a la prensa.

Durante una sesión de preguntas y respuestas con los medios, a Gavi le preguntaron quién creía que merecía el premio Golden Boy y el trofeo Kopa de ese año. Sin dudarlo, defendió ferozmente los colores del Barcelona, mencionando a algunos de sus compañeros de equipo como los candidatos más fuertes. Sus palabras resonaron en los titulares y no pude evitar sentirme molesto, sabiendo que también era considerado un candidato por mi desempeño en el Real Madrid.

Nuestra relación, que había mejorado durante el torneo, se tensó de inmediato. Cada vez que nos encontrábamos en el campo, había una mirada de desafío en sus ojos, como si estuviera tratando de demostrar que su equipo era superior al mío. A pesar de nuestros esfuerzos por simular riñas para mantener la rivalidad en la prensa, la tensión entre nosotros era real y amenazaba con afectar nuestro desempeño en el campo.

Sin embargo, a medida que avanzaban los partidos, nos esforzábamos por dejar de lado nuestras diferencias y concentrarnos en el objetivo común: representar a España de la mejor manera posible. Durante los entrenamientos, colaborábamos en jugadas y estrategias, recordándonos mutuamente que éramos más fuertes juntos que separados.

Durante los partidos, nuestra rivalidad se convertía en una competencia amistosa, cada uno tratando de superar al otro para demostrar que su equipo era el mejor. A pesar de nuestras diferencias, compartíamos un respeto mutuo y una admiración por el talento del otro. Y cuando el árbitro pitaba el final del partido, nos abrazábamos y nos felicitábamos sinceramente por el esfuerzo realizado.

Aunque nuestras diferencias y roces eran evidentes en la prensa, sabíamos que era parte del juego y que no debía afectar nuestra relación como compañeros de equipo. Al final del día, éramos dos jóvenes promesas del fútbol español, unidos por nuestra pasión por el deporte y nuestro deseo de representar a nuestro país con orgullo y determinación.

A pesar de nuestra eliminación de la Eurocopa, salimos del torneo con la cabeza en alto, sabiendo que habíamos dado lo mejor de nosotros y que habíamos dejado todo en el campo.

Estábamos todos en el vestuario, más desanimados que todos los italianos que celebraban en el vestuario de delante nuestro.

Mi mirada se fijó en el grupito del barça, Podía notar cómo sus compañeros abrazaban a Gavi, sus ojos reflejaban tristeza pero él no dejaba que muchos más se acercaran, lo cual era inusual, ya que normalmente estaba rodeado de confianza y camaradería con la mayoría de los compañeros.

Me acerqué lentamente y me senté a su lado, dejando mi mano en su hombro. Parecía no haberse percatado de mi presencia, así que se abrazó a mí. Lo abracé aún más fuerte, tratando de transmitirle un poco de consuelo en medio de la desilusión.

Se escucharon varios suspiros de los presentes en el vestuario, algunos miraban sorprendidos nuestra muestra de afecto. —Lo hicimos lo mejor que pudimos —susurré, separándome de él y dirigiéndome hacia las duchas. De reojo, vi una pequeña sonrisa en su rostro, un destello de esperanza en medio de la decepción.

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora