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-[Pedri]-

La envidia y los celos se estaban convirtiendo en una sombra constante en mi mente. Ver a Pablo dedicar tanto tiempo a su amigo y, especialmente que Lewan le segunda todo, comenzaba a incomodarme más de lo que estaba dispuesto a admitir. No era que tuviera nada en contra de Lewa; de hecho, siempre había sido un gran apoyo para nosotros. Pero la presencia de Fermín parecía despertar una sensación de inseguridad en mí que no sabía cómo manejar.

¿Por qué no podía simplemente hablar de esto como dos adultos responsables? Esa pregunta seguía resonando en mi cabeza, pero el miedo a lo que Pablo pudiera pensar de mí me mantenía callado. Temía que interpretara mi incomodidad como un signo de debilidad o, peor aún, como una falta de amor hacia él.

El fin de semana se acercaba rápidamente, y con él, la oportunidad de pasar tiempo juntos y abordar estos sentimientos que me estaban consumiendo. Habíamos recibido la noticia de la convocatoria al mundial con una mezcla de emociones: alegría, orgullo y, en mi caso, una pizca de ansiedad.

Planeaba sorprender a Pablo con un pequeño viaje para celebrar la convocatoria, una escapada solo para nosotros dos donde podríamos disfrutar del éxito y la emoción del momento. Pero a medida que se acercaba el día, me invadía una sensación de inseguridad. ¿Qué pasaría si mis sentimientos de envidia y malestar arruinaran nuestro tiempo juntos?

Sin embargo, sabía que no podía seguir evitando el tema. Era hora de ser honesto con Pablo, de compartir mis preocupaciones y esperanzas para nuestro futuro juntos, incluso si eso significaba exponerme a mí mismo y a mis propias inseguridades.

Tomé mi maleta y la subí a mi auto, dirigiéndome al aeropuerto. La idea de ir a recoger a Pablo después de su entrenamiento cruzó mi mente, pero rápidamente la descarté. Sería demasiado arriesgado, alguien podría vernos juntos y eso podría causar un revuelo no deseado. Aunque a mí me daba igual lo que la gente pensara, sabía que a mi pareja no le gustaba ser el centro de atención. Lo parecía gracioso considerando que era el "golden boy" del fútbol y tenía un ego increíble, pero así era él, reservado y discreto.

La emoción y la incertidumbre se mezclaban en mi mente mientras conducía hacia el aeropuerto. Estaba ansioso por sorprender a Pablo con nuestro viaje, pero al mismo tiempo temía cómo reaccionaría cuando finalmente compartiera mis sentimientos con él. Estaba decidido a ser honesto, pero no podía evitar preguntarme si esto pondría en peligro nuestra relación. Solo el tiempo diría cómo se desarrollarían las cosas.

El trayecto hacia el aeropuerto transcurrió en silencio, con mis pensamientos como única compañía. Mientras conducía por las transitadas calles de Madrid, mi mente divagaba entre la emoción de sorprender a Pablo y la ansiedad por enfrentar nuestras conversaciones pendientes.

Finalmente, llegué al aeropuerto y estacioné el auto. Tomé mi maleta y me dirigí hacia la terminal, dejando atrás el bullicio de la ciudad. Mientras esperaba en la fila de seguridad, mi mente volvía una y otra vez a las palabras que quería decirle a Pablo, las emociones que quería expresar y las preocupaciones que quería compartir.

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Después de un vuelo tranquilo y sin contratiempos, finalmente llegué a Barcelona. La familiaridad de la ciudad me reconfortó mientras caminaba por el aeropuerto, recordando las muchas veces que había venido aquí para visitar a Pablo.

Al salir de la terminal, sentí un cosquilleo de emoción en el estómago al imaginar la sorpresa que le esperaba a Pablo. Estaba ansioso por ver su reacción y por pasar tiempo juntos, lejos de las tensiones y los desafíos de la vida cotidiana.

Con paso decidido, me dirigí hacia el área de llegadas, escaneando la multitud en busca de su rostro familiar. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras buscaba entre la multitud, esperando que esta vez todo saliera según lo planeado.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora