Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]

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—[Gavi]—

El sol de la mañana apenas asomaba en el horizonte cuando llegué al campo de entrenamiento del FC Barcelona. Había sido una pretemporada complicada, llena de negociaciones y trámites con la liga para inscribir mi nuevo dorsal, el número 6. Finalmente, todo se resolvió, y ahora estaba aquí, listo para enfrentar un nuevo desafío.

El primer entrenamiento de la nueva temporada siempre era especial. Los compañeros regresaban con energías renovadas, listos para dar lo mejor de sí mismos. Mientras realizábamos los calentamientos, sentía la mirada de los medios y la presión de los aficionados. Sabía que llevar el número 6 implicaba una gran responsabilidad.

Durante la práctica, me enfoqué en cada ejercicio, consciente de que debía demostrar mi valía. El entrenador nos puso a prueba con intensos ejercicios de resistencia y técnica. A medida que avanzaba el entrenamiento, mi mente no dejaba de pensar en la responsabilidad que implicaba este número. Si bien jugaba en la misma posición, mi cabeza me estaba constantemente por no dar mi 111% siempre.

Después de la sesión matutina, me acerqué a Lewandowski. Sabía que él tenía mucha experiencia y podía darme buenos consejos sobre cómo lidiar con la presión mediática.

—Lewi, ¿tienes un momento? —le pregunté mientras salíamos del campo.

—Claro, hijo. ¿Qué pasa? —respondió con una sonrisa.

—Quería pedirte consejo sobre cómo manejar la presión de los medios. Sé que llevo tres años en el primer equipo, pero ahora, con el número 6, siento que todos esperan mucho más de mí —le expliqué.

Lewandowski asintió, entendiendo mi preocupación.

—La presión siempre estará ahí, hijo. Lo importante es cómo la manejas. No te centres en lo que dicen los medios. Concéntrate en tu juego, en lo que puedes controlar. La disciplina y el trabajo duro siempre hablan más fuerte que cualquier titular de periódico —me aconsejó. —Tu te haz esforzado siempre de sobre manera y la prensa no tiene nada que criticarte.

Sus palabras resonaron en mí. Sabía que tenía razón. Debía enfocarme en mi desempeño y no dejar que la presión externa me afectara.

—🌱—

Más tarde, después de un intenso día de entrenamiento, me encontré reflexionando sobre mi relación con Pedri. Habíamos pasado por mucho, pero cada desafío nos había hecho más fuertes. Sabía que debía valorar y cuidar esa relación, equilibrándola con mi carrera.

Por la tarde, busqué a Fermín para tener una conversación que había estado posponiendo. Nos encontramos en un café cerca del estadio.

—Ferm, quería hablar contigo sobre algo importante —dije, sintiéndome un poco nervioso.

—Claro, dime. ¿Qué pasa? —respondió él, notando mi seriedad.

—Quiero que sepas que realmente valoro nuestra amistad, pero también quiero aclarar que ahora estoy con Pedri. Lo amo y lo respeto, y necesito que entiendas que nuestra relación es diferente a lo que tú y yo tuvimos. Aprecio mucho que sigas siendo mi amigo —le expliqué sinceramente.

Fermín sonrió y asintió.

—Estrellita, entiendo perfectamente. Siempre seré tu amigo y te apoyaré en todo. Me alegra verte feliz con Pedri —respondió, haciendo que me sintiera aliviado.

La conversación con Fermín me hizo sentir más ligero, como si un peso hubiera sido levantado de mis hombros. Sabía que tenía su apoyo y que nuestra amistad seguiría siendo fuerte.

—🌱—

Esa noche, mientras hablaba con Pedri por teléfono, le conté sobre mi día y las conversaciones que había tenido.

—Estoy orgulloso de ti, Cielo. Estás manejando todo de manera increíble —dijo Pedri, su voz llena de cariño.

—Gracias, Pepi. Tú también eres mi fuerza. No podría hacer esto sin ti —respondí, sintiendo una profunda gratitud por tenerlo en mi vida.

Con cada día que pasaba, me daba cuenta de que el fútbol y las relaciones personales requerían el mismo nivel de dedicación y esfuerzo. Y estaba dispuesto a dar lo mejor de mí en ambos aspectos, sabiendo que tenía a las personas adecuadas a mi lado para apoyarme.

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