-37-

292 24 30
                                    

-[Gavi]-

Desperté temprano, el sol apenas asomaba por el horizonte. Había dormido poco, pero mi mente estaba llena de planes. Hoy era el cumpleaños de Pedri, y aunque nuestra relación había pasado por momentos difíciles, quería que este día fuera especial para él.

Salí de mi habitación, asegurándome de no hacer ruido, y me dirigí a la cocina del hotel donde nos alojábamos. Había hablado con el personal la noche anterior para organizar un desayuno sorpresa para Pedri. Había solicitado sus comidas favoritas y una tarta de cumpleaños.

Mientras los chefs preparaban todo, aproveché para enviar algunos mensajes a nuestros compañeros de equipo, coordinando los detalles finales de la sorpresa. Ferran, Eric y Ansu, siempre dispuestos a ayudar, se unieron rápidamente al plan.

Nos reunimos en el vestíbulo del hotel para discutir los detalles finales. Eric, siempre el bromista, no pudo evitar hacer un comentario.

—¿Por qué te esfuerzas tanto, hermanito? Es tu ex, ¿recuerdas? Te hizo llorar una noche entera.

Ansu, con su típica sonrisa pícara, añadió:

—Sí, Gavi, te conocemos y si te descuidamos cinco minutos eres capaz de volver con él.

Me reí, aunque sus palabras tocaron una fibra sensible.

—Lo sé, chicos. Pero él significa mucho para mí, y quiero que tenga un buen cumpleaños. No importa lo que haya pasado, sigue siendo importante.

Ferran asintió, dándome una palmada en la espalda.

—Entendido, Gavi. Vamos a hacer que sea un día increíble para Pedri.

—🌱—

Con todo listo, nos dirigimos al comedor. Decoramos el lugar con globos y pancartas que habíamos conseguido. Los chicos estaban entusiasmados, bromeando y riendo mientras trabajábamos. Cuando todo estuvo listo, tomé un momento para revisar mi plan una última vez.

El desayuno estaba dispuesto, con la tarta de cumpleaños en el centro. Todo lo que quedaba era traer a Pedri.

—Vamos a buscarlo —dijo Eric, guiñándome un ojo.

Subimos a las habitaciones y golpeamos la puerta de Pedri. Cuando abrió, estaba visiblemente sorprendido de vernos a todos allí. O bueno al menos a mi grupito.

—¿Qué pasa? —preguntó, mirando nuestras caras sonrientes.

—¡Feliz cumpleaños, Pedri! —gritamos al unísono.

—Ven con nosotros, hay una sorpresa esperando —añadí, intentando mantener mi emoción en la voz.

Lo llevamos al comedor, y al ver la sorpresa, su expresión cambió a una de asombro y felicidad. Se giró hacia mí, y pude ver una mezcla de emociones en sus ojos.

—Gavi, esto es increíble. Gracias —dijo, abrazándome.

—Sabía que te gustaría. Vamos a disfrutar de tu día, Pedri.

—🌱—

El desayuno fue un éxito. Pedri estaba rodeado de amigos, riendo y disfrutando. Verlo así me hizo sentir una calidez en el pecho, una satisfacción que no había sentido en mucho tiempo.

Después del desayuno, nos dirigimos al campo de entrenamiento. El ambiente era ligero, todos de buen humor gracias a la celebración de la mañana. Durante los ejercicios, Pedri y yo intercambiamos miradas y sonrisas, una conexión que había estado ausente durante algún tiempo.

En un momento de descanso, me acerqué a Pedri y le entregué una caja grande de regalos. Era una pulsera que había mandado a hacer especialmente para él, con nuestras iniciales y la fecha de su cumpleaños. Pero también habían cosas que sabía que el amaba, una camiseta de su equipo favorito de básquet. Su primera camiseta del Madrid que me regaló enmarcada, muchas cartas que le escribí, la sudadera que quería desde hace mucho pero como era edición limitada no logro conseguirla.

—Para que siempre recuerdes este día —le dije.

Pedri la miró, sus ojos brillando con gratitud.

—Gracias, Gavi. Significa mucho para mí.

—🌱—

El resto del día pasó rápidamente. Entrenamos duro, pero el espíritu de celebración seguía presente. Por la noche, volvimos al hotel y decidimos ver una película juntos. Nos acomodamos en la sala de estar, con Pedri en el centro, rodeado de sus amigos.

Mientras la película avanzaba, no pude evitar sentir una punzada de nostalgia. Recordé los buenos tiempos que habíamos compartido, y aunque sabía que las cosas habían cambiado, sentí una esperanza renovada.

Al final de la noche, cuando todos se estaban despidiendo, Pedri se acercó a mí. Y fuimos a la que antes era nuestra habitación.

—Hoy fue un día increíble, Pablo. Gracias por todo. Pero aún me falta un regalo.

—De nada, Pedri. Mereces lo mejor —dije, pero me quedé viendo curioso por lo último.

Me trajo hacia él y dejó un beso en mis labios. Fue un beso largo pero tranquilo, luego nos abrazamos, un gesto simple pero lleno de significado.

—Quédate hoy, es tu habitación también. Después de todo, es tu cumpleaños —dijo sin soltarme. Tenía duda, pero él susurró—: Por favor, Rubio.— dijo con ese tono que me derretia

Asentí, sintiendo que quizá este era el comienzo de una nueva etapa para ambos. Nos acomodamos en la cama, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo iba a estar bien.

Acaricie su cabello mientras el dormía, en ese momento comprendí que no podía ser su amigo ni estar peleado con el. Pero sabía que el tampoco me quería soltar bu dar tiempo para superarlo. —Duerme también rubio.— pidió adormilado

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora