-14-

671 43 48
                                    


—[Pedri]—

Lidiar con una de las crisis de Pablo para iniciar nuestro día no era la mejor idea de todas. Ambos acabábamos de ver la noticia que revolucionaba las redes sociales y medios deportivos: una fotografía de nosotros dos, aparentemente de hace algunos meses, circulaba por todas partes.

La imagen, capturada en un momento de complicidad, había desatado todo tipo de especulaciones sobre la verdadera naturaleza de nuestra relación, era de esa noche de nuestro primer beso, ambos estábamos viendo por el balcón del edificio.

Si bien anoche se había quedado en mi departamento conmigo, eso complicaría mucho las cosas cuando lo llevase esta mañana al aeropuerto directamente. No necesita más drama llevándolo al hotel.

—Pablo, rubio háblame– pido acariciando su espalda, el seguía temblando lo cual hizo que me angustiara

—Yo..... Pedri es que.... Por que se tienen que meter en nuestra vida– su voz esta quebradiza por lo que se tarda un poco más de lo normal en terminar sus frases —Se supone que es algo solamente de ambos, por que se tienen que meter.–dijo en un murmullo

Lo miré con preocupación, sintiendo el peso de su angustia en cada una de sus palabras. Apreté suavemente su hombro, tratando de transmitirle algo de calma en medio de la tormenta de emociones que nos envolvía.

—Lo sé, Pablo. Es difícil lidiar con esto, pero tenemos que enfrentarlo juntos—respondí con voz suave, tratando de reconfortarlo. Respiré hondo antes de continuar. —No podemos controlar lo que la gente piensa o dice, pero lo que sí podemos controlar es cómo reaccionamos ante esta situación.

Pablo asintió lentamente, su mirada reflejando una mezcla de resignación y determinación.

—Sé que es difícil, pero debemos mantenernos fuertes y ser honestos el uno con el otro. Sea lo que sea que esté pasando, lo superaremos juntos, como siempre lo hemos hecho—añadí, buscando su mirada para asegurarme de que entendiera que estábamos en esto juntos.

Los ojitos de Pablo seguían mostrando tristeza por que la gente realmente se metía en nuestras vidas. Aveces me olvidaba que Pablo solo tenía 18 si bien era una edad más "seria" el seguía teniendo más de lo que necesitaba en su fabulosa cabecita y ¿saben por que se todo esto? Pues últimamente lidiaba con demasiada presión tanto como la de sus entrenadores como de los medios de comunicación, lo se por que me pase varios día en total terapiandole para que estuviese más tranquilo.

Entendía perfectamente la frustración de Pablo. A pesar de su juventud, había sido sometido a una intensa presión tanto en el campo como fuera de él. Como su amigo y confidente, había visto de primera mano cómo luchaba por mantenerse firme frente a las expectativas de los demás.

—No te angusties, ya te lo dije varias veces no voy a permitir que lastimen tu corazoncito —respondí, tratando de infundirle algo de tranquilidad.

Pablo me miró con gratitud, pero también con preocupación. —¿No me dejarás solo?

Me conmovió la mirada de Pablo, una mezcla de gratitud y preocupación reflejada en sus ojos. Sus palabras resonaron en mi mente, llenas de una vulnerabilidad que rara vez mostraba en público.

—Por supuesto que no te dejaré solo, Pablo —respondí con firmeza, buscando transmitirle la seguridad que necesitaba en ese momento. —Somos un equipo, ¿recuerdas? Estamos juntos en esto, pase lo que pase.

Pablo asintió, su expresión relajándose un poco al escuchar mis palabras. Sabía que la incertidumbre seguía pesando sobre él, pero esperaba que mi promesa de apoyo le diera algo de consuelo en medio de la tormenta.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora